5 ventajas estratégicas de reportar EINF bajo ESRS
Qué pasa cuando usas bien tus datos ESG (y cuándo no)
¿Qué significa reportar EINF bajo ESRS?
¿Qué necesitas tener en cuenta antes de reportar con ESRS?
Nuestra visión como expertos en ESG
Por qué Dcycle es la solución para reportar tu EINF (y mucho más)
Preguntas Frecuentes (FAQs)
Estas son las 5 ventajas principales de reportar EING bajo el ESRS:
1. Cumples con las exigencias regulatorias sin estrés
2. Ganas ventaja competitiva en tu sector
3. Tienes datos ESG listos para múltiples casos de uso
4. Mejoras la calidad de la información interna para tomar decisiones
5. Atraes talento y alineas a tus equipos
Las ventajas de reportar EINF bajo el ESRS van mucho más allá de marcar una casilla.
Este estándar no solo ordena cómo se presenta la información no financiera, también facilita el trabajo de quienes necesitan interpretar y comparar esos datos: desde inversores hasta administraciones públicas.
Tener claro qué se reporta, cómo y en qué formato, nos ahorra tiempo, evita malentendidos y reduce el margen de error.
Además, nos permite alinear nuestra estrategia con las exigencias del mercado europeo, donde ya no basta con buenas intenciones: hay que mostrar resultados.
Reportar bien hoy es clave para competir mañana. Porque sin datos claros, no hay decisiones acertadas ni argumentos sólidos para negociar, crecer o atraer financiación sostenible.
Esto aplica especialmente en sectores donde la trazabilidad y eficiencia son críticas, como Transporte y logística.
Las normativas ya están aquí, y cada vez son más exigentes. Reportar bajo ESRS te permite estar preparado sin improvisar.
Tener una estructura clara desde el inicio te evita correcciones de última hora y acelera todo el proceso de revisión y entrega.
No se trata solo de cumplir, se trata de destacar. Las empresas que reportan bien, con datos sólidos, marcan la diferencia.
Demostrar que tienes el control de tu impacto ESG te posiciona mejor frente a inversores, clientes y socios.
No trabajamos solo para el EINF. Cuando la información está bien organizada, la puedes reutilizar en CSRD, Taxonomía, ISOs o lo que venga.
Una vez lo tienes medido y estructurado, puedes responder a cualquier requerimiento sin rehacer todo desde cero.
Tener datos ESG fiables no es solo para reportar. También te sirven para detectar oportunidades, riesgos y prioridades.
Decidir con información sólida es mucho más fácil cuando todo está estructurado desde la base.
Cada vez más personas quieren trabajar en empresas que tienen propósito y dirección clara.
Cuando compartimos datos y objetivos reales, alineamos mejor a nuestros equipos y generamos mayor compromiso interno.
Conoce nuestras funcionalidades en detalle, agenda una demostración.
Las cinco ventajas de reportar bajo ESRS están claras.
Pero ¿qué pasa cuando miramos debajo de la superficie? Ahí es donde descubrimos el verdadero valor: ese que no se queda en la teoría, sino que se nota en cómo funciona tu empresa día a día.
Decimos que reportar bajo ESRS te permite cumplir con la regulación. Pero la realidad es que cumplir no es suficiente si lo haces tarde o mal.
Las empresas que improvisan acaban con informes llenos de errores, incoherencias y sin posibilidad de defender sus datos ante inversores o auditores.
Lo que te da el ESRS no es solo un marco técnico. Es una forma de profesionalizar cómo gestionas tu sostenibilidad, con un lenguaje común, estándares claros y una base sólida para no depender de “lo de siempre”.
Hoy ya no basta con decir “somos sostenibles”. Tienes que demostrarlo con datos. Y no solo eso: tienes que explicarlo de forma clara, coherente y útil para quien lee tu informe.
Un EINF bien armado bajo los ESRS se convierte en una herramienta comercial. Te ayuda a ganar licitaciones, a convencer a clientes grandes, a cerrar rondas de financiación.
No porque tengas una narrativa bonita, sino porque tienes números que la respaldan.
Uno de los grandes errores es pensar que los datos ESG son algo aislado. Nada más lejos de la realidad. Cuando tu reporting está bien hecho, puedes usar esos mismos datos para todo:
Es decir: los datos del EINF son los datos que te permiten mejorar cómo funciona tu negocio.
Tener datos no es suficiente. Lo importante es que sean útiles. ¿Qué significa eso? Que estén actualizados, conectados entre sí, y preparados para responder preguntas reales:
Un dato suelto no te ayuda. Un sistema bien montado sí.
Cuando haces bien el reporting, lo nota todo el mundo dentro de la empresa. No solo Sostenibilidad.
También Finanzas, Producción, Legal, incluso RRHH. Porque de repente todos entienden qué se mide, por qué se mide y cómo pueden contribuir a mejorar esos resultados.
Y eso genera alineación. Mejora la cultura. Y ayuda a que no todo dependa de una sola persona que “se encarga del EINF cada año”.
¿Reportar bajo ESRS? Facilita el proceso con un software EINF alineado con el nuevo estándar
Tener datos no garantiza nada. Lo que marca la diferencia es cómo los usas. Aquí te contamos qué sucede cuando realmente conectas el reporting con las decisiones del día a día.
Y también qué riesgos corres si no lo haces.
Muchas empresas todavía ven el EINF como una obligación más. Hacen el informe porque hay que hacerlo. ¿El problema? No lo usan para nada más. El dato queda guardado en un PDF que nadie vuelve a abrir.
Eso es una pérdida doble: de dinero (por el esfuerzo que supone hacerlo) y de impacto (porque esos datos podrían ayudarte a mejorar tu negocio).
Ahora imagina lo contrario: tienes tus datos ESG bien montados. Puedes ver cómo evolucionan tus emisiones cada mes.
Puedes comparar proveedores por impacto ambiental. Puedes simular qué pasaría si cambias un proceso logístico por otro.
Eso es poder de decisión. Y es justo lo que permite un reporting bien hecho bajo el ESRS.
Reducir emisiones no va en contra de los resultados. De hecho, muchas veces van de la mano. Las empresas que usan bien sus datos suelen detectar:
Todo eso se traduce en ahorros reales, además de beneficios ambientales.
No todos los problemas ESG son igual de urgentes. Con datos conectados, puedes priorizar por impacto, por coste, por riesgo reputacional o por urgencia normativa.
Y eso te permite tomar mejores decisiones con menos esfuerzo. Porque ya no trabajas a ciegas ni desde la intuición.
Este mantra ya lo habrás escuchado mil veces. Pero aquí tiene sentido de forma literal. Si no mides bien, no sabrás qué parte de tu estrategia funciona y cuál no.
Y eso te expone a dos riesgos:
Tener métricas comparables y trazables es lo único que te da claridad para ajustar en tiempo real.
Cuando no tienes un sistema claro para reportar bajo ESRS, te enfrentas a esto:
¿El resultado? Más estrés, menos credibilidad y cero impacto.
No necesitas hacerlo todo a mano. Ni aprenderte todo el estándar ESRS al detalle. Para eso existen soluciones como Dcycle, que:
Todo sin duplicar esfuerzos ni caer en los mismos errores cada año.
Reportar EINF bajo ESRS significa trabajar con un estándar que define qué información ESG comunicar y cómo hacerlo.
No es solo un cambio técnico, es un cambio de mentalidad: pasamos de informes genéricos a reportes útiles, estructurados y comparables.
Esto nos ahorra tiempo, reduce errores y mejora la calidad de lo que comunicamos.
Ya no tenemos que adaptarnos a cada formato que nos piden; trabajamos desde una base común que sirve para todo.
Además, nos permite hablar el mismo idioma que el resto del mercado, algo clave cuando queremos demostrar solidez, transparencia y visión a largo plazo.
La sostenibilidad ya no es una casilla a marcar. Está en el centro de la estrategia empresarial, y no entenderlo es quedarse fuera del juego.
Las nuevas normativas no solo obligan a reportar, también ponen en evidencia quién lo está haciendo bien y quién no. El que no mide, no mejora.
Y el que no mejora, pierde competitividad.
¿Podemos relajarnos? No del todo. Porque cada vez más inversores, clientes y reguladores están mirando nuestros datos ESG con lupa.
No se trata de copiar y pegar datos. Reportar bien con ESRS exige saber qué información necesitas, dónde está y cómo conectarla con los requisitos de cada apartado del estándar.
Necesitamos datos trazables, fiables y organizados, que no cambien de formato cada vez que alguien los toca. Porque un dato mal montado puede desarmar todo el informe.
Y esto no se resuelve con una tabla rápida en Excel. Hay que dedicarle tiempo, contar con un buen sistema de gestión y, sobre todo, trabajar con datos reales y actualizados.
El primer obstáculo es no saber por dónde empezar. Muchas empresas ni siquiera tienen identificados sus datos ESG, o los tienen repartidos en múltiples sitios sin control ni trazabilidad.
Otro reto es entender qué te pide exactamente cada apartado del ESRS. No es solo rellenar casillas, es saber cómo justificar cada dato con criterios sólidos y auditables.
Y si no lo haces bien desde el principio, vas a acabar rehaciendo informes una y otra vez.
Por eso la solución es clara: automatizar procesos, centralizar la información y trabajar con datos ya preparados para ser reutilizados.
Así convertimos un lío de datos en una fuente de información que sirve para el EINF, el CSRD, la Taxonomía o cualquier otra necesidad ESG que venga después.
Reportar bajo ESRS no debería ser un mero trámite. Si lo ves solo como una obligación, estás perdiendo una oportunidad enorme. Bien hecho, este estándar te permite ordenar tus datos ESG, detectar focos de ineficiencia y tomar decisiones que de verdad mueven el negocio. Aquí te explicamos cómo hacerlo.
Tus datos ESG ya existen. Están ahí, aunque ahora estén dispersos: en hojas de cálculo, en el ERP, en informes antiguos o incluso en correos perdidos. El error más común es pensar que necesitas partir desde cero.
Lo que necesitas es poner orden y centralizar. Cuando integras todos esos datos en una solución como Dcycle, puedes empezar a analizarlos, reutilizarlos y generar informes sin rehacer todo cada vez.
¿El resultado? Menos tiempo perdido, menos errores y decisiones más rápidas y acertadas.
No todo lo que se mide es útil. Y no todo lo útil es evidente. En sostenibilidad abundan las métricas decorativas que hacen bonito un informe, pero no dicen nada sobre tu impacto real.
Olvídate del “relleno ESG” y céntrate en lo que sí mueve la aguja: emisiones, uso de energía, eficiencia logística, proveedores críticos, uso de materiales. Tus recursos (tiempo y dinero) son limitados: inviértelos donde tienen más impacto.
Si cada año montas tu EINF desde cero, estás malgastando tiempo, dinero y energía. Y lo peor: cada vez que actualizas un dato, corres el riesgo de desalinear todo el informe.
La solución es clara: automatiza. Una vez que tienes tus datos bien montados y estructurados, puedes usarlos para múltiples marcos normativos (CSRD, ISO, SBTi, Taxonomía…) sin rehacer nada.
Automatizar no es un lujo, es la base para trabajar de forma profesional y escalable.
Un informe que no se usa para nada es un desperdicio. Y pasa más de lo que crees. Muchas empresas invierten meses en su EINF, lo presentan… y ahí queda, olvidado en un PDF.
Pero si lo haces bien, puedes usar tu reporting como un GPS para el negocio:
Tus datos valen oro, pero solo si los usas.
Hay empresas que tardan hasta 6 meses en cerrar su EINF. ¿Y qué pasa cuando por fin lo terminan? Que los datos ya están viejos.
El EINF no puede ser una foto del pasado. Tiene que ser una herramienta viva. Y para eso, necesitas trabajar con datos actualizados, accesibles en todo momento y listos para ser usados.
Así puedes:
Uno de los mayores problemas del reporting ESG es que cada departamento trabaja por su cuenta. Sostenibilidad pide datos, Finanzas no los tiene, Operaciones no entiende qué se necesita. ¿Resultado? Retrasos, inconsistencias y mucho estrés.
Cuando todos trabajan sobre una base de datos común y actualizada, la coordinación mejora y el reporte fluye. Además, puedes asignar responsabilidades claras y evitar la típica confusión de “esto no era mío”.
Un buen sistema de reporting también es una herramienta de cultura interna.
No se trata solo de cumplir. Cada vez más clientes, inversores y partners te van a pedir datos ESG. Y si no los tienes listos, claros y estructurados, estás fuera.
Un buen EINF te permite:
El ESG no es solo una exigencia, también es un argumento de venta.
Muchas empresas tienen objetivos climáticos bonitos en su web o en el PowerPoint, pero luego esos objetivos no se reflejan en sus datos.
Y si no hay coherencia entre lo que dices y lo que reportas, pierdes credibilidad.
Usar los ESRS como base te obliga a alinear estrategia, operaciones y datos. ¿Dijiste que ibas a reducir emisiones? Demuéstralo. ¿Tienes un roadmap de sostenibilidad? Que se vea en el informe, con métricas concretas, comparables y trazables.
Sin conexión entre lo que prometes y lo que haces, no hay confianza posible.
Cada empresa tiene su propio caos interno de datos. Lo sabemos porque lo vivimos todos los días.
La clave no está en hacer más informes, sino en ordenar esa información y conectarla con tus objetivos reales. Que tu EINF no sea una obligación más, sino una herramienta útil.
Y para eso necesitas dos cosas: visibilidad y control. Porque si no sabes lo que tienes, no vas a poder mostrarlo ni mejorarlo.
Si quieres ver resultados reales, agenda una demostración.
Cuando pensamos en huella de carbono, solemos fijarnos en lo evidente: consumo energético, transporte directo, emisiones de nuestras instalaciones.
Pero la realidad es que gran parte del impacto está oculto en otras áreas del negocio que normalmente no medimos con suficiente detalle.
El marco ESRS cambia eso. Al exigir una visión más estructurada y completa de la información ESG, nos obliga a escanear toda la cadena de valor.
Y es ahí donde salen a la luz los focos ocultos de emisiones: materias primas con alta intensidad de carbono, procesos subcontratados sin trazabilidad, logística con baja eficiencia energética o incluso el impacto generado por el uso del producto final.
Tener los datos bien organizados y trazables no solo mejora tu reporting. Te permite identificar los puntos críticos donde puedes actuar para reducir tu huella de forma significativa.
Y eso es lo que marca la diferencia entre medir por cumplir y medir para mejorar.
Medir no basta. De nada sirve tener un buen informe si no sabes qué decisiones tomar a partir de ahí.
El verdadero valor del reporting ESG inteligente está en convertir los datos en acciones que reduzcan emisiones, optimicen procesos y generen impacto real.
Cuando tu información ESG está conectada, clara y actualizada, puedes empezar a responder preguntas clave:
¿Dónde estoy generando más emisiones de lo que pensaba?
¿Qué proveedores están afectando negativamente mi perfil ambiental?
¿Qué cambios logísticos o operativos podrían reducir emisiones sin disparar costes?
Todo eso se vuelve visible si trabajas con un buen sistema de reporting, basado en el estándar ESRS.
Así puedes ir más allá del informe anual y usar los datos ESG para tomar decisiones diarias más sostenibles y eficientes. No es un ejercicio de imagen, es una herramienta de gestión real.
Muchas empresas tienen objetivos de sostenibilidad ambiciosos en el PowerPoint, pero luego sus reportes no reflejan avances claros ni coherencia con esos planes.
Ahí es donde falla todo.
El ESRS te da la oportunidad de alinear lo que reportas con lo que realmente haces.
Si tu objetivo es reducir la huella de carbono, eso debe verse reflejado en indicadores concretos, datos comparables y, sobre todo, en el seguimiento de tu evolución año tras año.
Esto no solo mejora tu transparencia, también te permite evaluar si tu estrategia funciona o si necesitas ajustarla.
Y a nivel externo, da confianza a inversores, clientes y reguladores. Porque no hay nada más potente que decir: “Esto es lo que nos propusimos, esto es lo que hicimos, y aquí están los resultados medidos”.
Conectar estrategia y reporting no es opcional. Es el camino para pasar del discurso a la acción.
En Dcycle no somos auditores ni consultores. Somos una solución para empresas que quieren dejar de perder tiempo con informes que no les sirven para nada.
Recopilamos todos tus datos ESG y los transformamos en información útil.
Para que puedas reportar tu EINF bajo ESRS, pero también para cumplir con CSRD, SBTi, Taxonomía, ISOs o lo que venga.
Lo hacemos simple: conectamos con tus sistemas, organizamos tus datos y generamos informes fiables y reutilizables. Todo desde una única plataforma.
Porque la sostenibilidad no es un “extra”, es una ventaja competitiva. Y si no tienes el control de tus datos, no vas a poder usarla. Ahí es donde entramos nosotros.
Nuestro equipo está listo para ayudarte, agenda una demostración.
El EINF es el informe donde resumimos la información no financiera de la empresa. El ESRS es el conjunto de estándares que define cómo estructurar y presentar esos datos.
Uno es el contenido, el otro es el formato. Y juntos, hacen que el reporte sea más claro, útil y comparable.
No todas, pero casi. De momento aplica a grandes empresas y a las que cotizan en bolsa, pero el alcance se amplía cada año.
Si aún no te toca, prepárate igual. Porque cuando llegue el momento, ya será tarde para improvisar.
El calendario ya está en marcha. Las empresas más grandes reportan desde 2025 con datos de 2024, y después se incorporan las medianas.
Cuanto antes empecemos, mejor nos posicionamos. Porque nadie quiere ir a contrarreloj cuando ya hay tanto en juego.
Sí, y esa es la clave. Cuando tus datos ESG están bien estructurados, puedes usarlos para responder a CDP, SBTi, Taxonomía, CSRD, ISOs o lo que venga.
No hay que repetir esfuerzos si ya tienes todo medido y organizado desde el principio.
Primero necesitas tener tus datos ESG localizados y en buen estado.
Luego, con una solución como Dcycle, los conectas, los estructuras y generas informes listos para cualquier estándar.
No somos consultores ni auditores. Somos una solución que te permite controlar tu información ESG y usarla donde la necesites.
Así reportas mejor, con menos líos y sin perder tiempo.
Carbon footprint calculation analyzes all emissions generated throughout a product’s life cycle, including raw material extraction, production, transportation, usage, and disposal.
The most recognized methodologies are:
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Some strategies require initial investment, but long-term benefits outweigh costs.
Investing in carbon reduction is not just an environmental action, it’s a smart business strategy.