Qué es la CSRD y por qué se ha vuelto tan importante
¿A quién aplica? Perfil de las empresas obligadas por la CSRD
¿Y qué implica cumplir con la CSRD?
3 Beneficios y retos de anticiparse y no esperar a que sea obligatorio
Nuestra visión desde dentro: cómo abordar la CSRD de forma inteligente
Por qué Dcycle es tu aliado ESG para cumplir con la CSRD (y más)
Preguntas Frecuentes (FAQs)
Empresas obligadas CSRD es una de las búsquedas que más está creciendo.
La nueva directiva europea cambia las reglas del juego y exige a miles de compañías reportar su impacto ESG con datos claros y verificables.
Más de 50.000 empresas estarán afectadas.
La norma incluye a todas las cotizadas (excepto microempresas) y a las grandes que superen dos de estos tres límites: 250 empleados, 25 millones en activos o 50 millones en ingresos.
También se extiende a empresas no europeas que facturen más de 150 millones de euros en la UE y tengan filiales en la región.
En este artículo vamos a explicar quién tiene que reportar, qué implica la CSRD y cómo empezar a preparar tu empresa sin perder tiempo ni dinero.
La CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive) es la nueva directiva europea que obliga a miles de empresas a reportar su impacto en sostenibilidad. No es una sugerencia, es una norma.
Busca que la información ESG sea tan rigurosa y verificable como la financiera, con estándares comunes y comparables en toda la Unión Europea.
La CSRD reemplaza a la anterior NFRD, que se quedaba corta. Muy pocas empresas reportaban, y los datos eran genéricos o incompletos.
Con la nueva directiva, la transparencia deja de ser opcional. Europa quiere información útil para inversores, bancos, proveedores y clientes. Y la quiere ya.
Esto no va de imagen, va de negocio. Si no sabemos medir nuestro impacto, no podemos gestionarlo ni competir en un mercado cada vez más exigente.
El objetivo de la CSRD es claro: que las empresas integren la sostenibilidad en su estrategia, operaciones y decisiones financieras.
No hablamos solo de grandes grupos o sectores industriales. La CSRD se aplica a un espectro amplio de empresas, dentro y fuera de la UE, si cumplen ciertos criterios.
Desde cotizadas hasta grandes no cotizadas, pasando por empresas extranjeras con actividad relevante en Europa.
Si tu empresa entra en el ámbito de la CSRD, un software CSRD te permitirá adaptarte sin complicaciones.
Desde enero de 2024, están obligadas a reportar las empresas que ya estaban bajo la NFRD: principalmente grandes cotizadas, entidades financieras y aseguradoras.
Estas deben presentar su primer informe bajo CSRD en 2025, con datos correspondientes al ejercicio 2024.
A partir de 2025, es decir, desde este año, se sumarán todas las grandes empresas que superen ciertos umbrales, aunque no estén cotizadas.
En 2026, llegan las pymes cotizadas, que tendrán algo más de flexibilidad, pero también deben reportar bajo los criterios de sostenibilidad definidos por la UE.
Una empresa se considera obligada si cumple al menos dos de estos tres criterios:
También entran las empresas no europeas que facturen más de 150 millones en la UE y tengan filiales significativas dentro del territorio.
¿Podemos relajarnos? No del todo. Esto ya no es una tendencia: es una obligación que marca el futuro del mercado.
Cumplir con la CSRD no es solo llenar una plantilla. Hay que tener datos reales, completos y auditables. Y sí, hay que presentarlos con el mismo nivel de detalle que los financieros.
No basta con decir que estamos haciendo cosas por el impacto. Ahora hay que demostrarlo con datos, metodologías y criterios claros.
El primer paso es reportar bajo los Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad (ESRS). Son los marcos comunes que ha definido la UE.
Aquí se pide que las empresas expliquen cómo afectan y se ven afectadas por factores ambientales, sociales y de gobernanza. Todo con indicadores medibles.
Aquí está el lío. Lo difícil no es el informe final, sino recoger toda la información ESG, validarla, y enlazarla con cada uno de los usos que se le dará.
Hablamos de datos dispersos, de muchas fuentes internas y externas. Sin digitalización, esto es inviable.
Si no cumples, puedes enfrentarte a sanciones, pérdida de contratos o exclusión de licitaciones. Además, cada vez más bancos e inversores exigen datos ESG para seguir trabajando contigo.
No es una amenaza. Es la realidad. Si no estás al día, te quedas fuera del juego.
Cuando hablamos de CSRD, mucha gente piensa en el documento final, el informe que hay que enviar. Pero ese no es el verdadero reto.
El problema real es todo lo que viene antes.
Recopilar los datos, validarlos, entenderlos y convertirlos en algo útil. Eso es lo que bloquea a la mayoría de las empresas. Porque si tus datos ESG están desordenados, incompletos o escondidos en mil hojas de Excel, da igual cuánto sepas del ESRS: no vas a llegar.
Porque no están centralizados. Porque están repartidos entre departamentos que no hablan entre sí. Porque no sabes si el dato que tienes es fiable. Porque muchas veces ni siquiera sabes qué deberías estar midiendo.
Esto no va de falta de voluntad. Va de estructura y enfoque.
Vamos con algunos ejemplos reales:
Y luego llega el momento de “hacer el informe” y empieza la carrera de última hora. Con prisas, sin contexto, con errores. Resultado: un informe que cumple, pero no sirve.
Lo que te van a pedir no es un resumen bien redactado. Es poder demostrar:
Todo tiene que cuadrar. Todo tiene que tener sentido.
Y no puedes improvisar esto a última hora. Si no tienes los procesos bien montados desde el principio, simplemente no llegas.
La mayoría de empresas no fallan por falta de trabajo. Fallan porque trabajan a ciegas.
Lo que te permite cumplir con la CSRD (y sacarle partido) es:
Esto no lo haces con más hojas de cálculo. Lo haces con una solución que te quite trabajo, no que te lo dé.
Entonces pasa lo que ya sabes:
Eso es tirar recursos. Y además, te deja vendido para la próxima normativa o exigencia del mercado.
La alternativa es profesionalizar el proceso. Y no hablamos de montar un departamento entero ni contratar consultoras que te den tareas.
Hablamos de tener una solución que centralice, automatice y estructure.
Con Dcycle, por ejemplo, conectas tus fuentes de datos internas (ERP, contabilidad, sistemas de gestión ambiental, etc.) y las unificas en un entorno digital.
Ahí tienes:
¿Resultado? Tu equipo no se ahoga. Tu informe no falla. Y tu empresa empieza a ver la sostenibilidad como una herramienta de negocio real.
Para nada. De hecho, muchas pymes están empezando ya a organizar sus datos porque:
Cuanto antes lo pongas en marcha, más barato y fácil será. Y menos dependencia tendrás de “soluciones de emergencia” cuando te toque cumplir sí o sí.
No se trata de tener todos los datos por tenerlos. Se trata de tener los datos que te sirven para:
Por eso, el foco no debe estar solo en “el informe CSRD”. El foco debe estar en crear un sistema que te permita:
Eso es lo que realmente cambia el juego.
Empezar antes te da margen para organizar los datos, ajustar procesos y evitar errores. El que llega preparado, manda.
Además, puedes usar esta información para mejorar la eficiencia y ahorrar costes, no solo para reportar por obligación.
Las empresas que ya miden y gestionan su impacto ESG toman mejores decisiones, ganan licitaciones y entran en más mercados.
Quedarse atrás implica perder oportunidades y visibilidad. Y eso, hoy, cuesta dinero.
Cada vez más fondos, bancos y aseguradoras piden datos ESG para dar condiciones favorables. Tener esos datos preparados te abre puertas.
Además, una empresa que entiende y controla sus riesgos ESG es más resiliente y menos vulnerable a cambios regulatorios o de mercado.
Los perfiles más preparados quieren trabajar en empresas que no improvisan. Y los inversores quieren saber en qué están poniendo su dinero.
Tener tu información ESG clara y ordenada transmite confianza, liderazgo y visión de futuro. ¿Podemos permitirnos no estar en esa foto? Difícilmente.
Adaptarse a la CSRD no es imposible, pero sí hay obstáculos que frenan a muchas empresas. No se trata solo de reportar, sino de tener los datos claros, conectados y en orden.
Estos son los tres retos más frecuentes a los que nos enfrentamos cuando ayudamos a las empresas a prepararse.
La mayoría de empresas no sabe dónde están sus datos ESG o ni siquiera sabe si los tiene.
Muchos están en hojas de Excel, en correos o dispersos entre departamentos. Y sin visibilidad, no hay cumplimiento posible.
ESG no es solo cosa del equipo de sostenibilidad o legal. Involucra operaciones, compras, RRHH, finanzas, logística…
Cuando cada área va por su cuenta, el caos está garantizado. Y la CSRD exige un enfoque transversal y conectado.
Muchos equipos no tienen claro qué pide la CSRD ni cómo estructurar el reporte.
Confunden términos, mezclan marcos, y pierden tiempo intentando interpretar documentos técnicos. ¿Cómo seleccionar la metodología adecuada? Con una visión clara de a qué estás obligado y qué datos necesitas.
Vamos al grano: la CSRD impone. Es densa, nueva para muchos y parece diseñada para generar dolores de cabeza. Pero aquí va lo importante, no necesitas entender cada línea de la directiva para empezar a prepararte.
Lo que sí necesitas es saber dónde estás parado, qué información ya tienes y cómo organizarla de forma que tenga sentido para tu empresa. No se trata de convertirnos en expertos en sostenibilidad. Se trata de ser prácticos, eficientes y estar listos para lo que viene.
La mayoría de las empresas ya generan datos ESG, aunque no lo llamen así. Facturas de energía, datos de recursos humanos, registros de proveedores o informes de seguridad... Todo eso es información valiosa.
El problema es que está dispersa: hojas de Excel, correos, carpetas olvidadas o directamente en la cabeza de una sola persona.
Antes de pensar en estándares o normativas, haz un mapa de tus datos:
Este mapeo te da una visión clara de lo que puedes aprovechar y lo que te falta por recopilar.
Un error común: pensar que todo esto es tarea del equipo de sostenibilidad o cumplimiento legal.
La realidad es que la CSRD afecta, y necesita inputs de, finanzas, compras, operaciones, recursos humanos, IT, logística…
Si no involucras a todos desde el principio, el caos está garantizado.
Esto no quiere decir que todos tengan que saberse de memoria los ESRS o el reglamento de la Taxonomía. Pero sí deben entender:
Montar un grupo de trabajo transversal, aunque sea pequeño, evita cuellos de botella y mejora la coordinación desde el minuto uno.
Sabemos que el lenguaje de la CSRD es técnico, pero el objetivo no es impresionar con un informe complicado, sino entregar información útil, verificable y clara.
Concéntrate en:
Y si no tienes los datos perfectos todavía, dilo. La transparencia suma más que las cifras bonitas sin respaldo.
Esto pasa mucho: abres el documento de los ESRS o de la Taxonomía y ves cientos de páginas. Cierras el PDF. Modo pánico activado.
Pero la verdad es que no necesitas interpretar esos documentos tú solo.
Lo más inteligente es usar una solución que te diga: “según tu tipo de empresa, tamaño y sector, esto es lo que necesitas reportar y así es como debes estructurarlo”.
Sin adivinanzas. Sin perder meses leyendo tecnicismos.
Cumplir con la CSRD es obligatorio, sí. Pero si solo te enfocas en eso, te estás perdiendo la oportunidad real.
Prepararte bien para la CSRD significa que vas a:
Es decir, vas a tener una empresa más sólida y competitiva.
Esto no es más papeleo. Es una actualización de cómo gestionas tu negocio.
Otro mito: que hay que montar un proyecto gigante desde el día uno. Error.
La mejor forma de hacerlo es empezar pequeño, pero con cabeza.
Una vez que eso funcione, escalar a otros requisitos (SBTi, ISOs, Taxonomía, etc.) es mucho más sencillo.
Intentar hacer todo esto a mano es una locura. Consumes tiempo, cometes errores y agotas a tu equipo.
Lo que necesitas es una solución que:
Esto no es un lujo. Es lo que marca la diferencia entre cumplir sin estrés o llegar tarde y mal.
Desde Dcycle, no somos auditores ni consultores. Somos una solución para empresas que necesitan ordenar, validar y usar sus datos ESG para cumplir normativas y ganar eficiencia.
Llevamos años simplificando este proceso para empresas de todo tipo. Y hemos visto qué funciona y qué no.
Intentar hacer todo manual es una pérdida de tiempo. Lo que realmente hace la diferencia es automatizar la recogida de datos y conectarlos a los distintos marcos: CSRD, EINF, ISOs, SBTi o lo que toque.
Si tus datos ESG están digitalizados, puedes responder rápido, ahorrar recursos y reducir errores.
La CSRD no es el fin del mundo, pero sí es una llamada de atención. Si medimos bien y tenemos los datos claros, podemos convertir esta obligación en una ventaja real.
Ya recopilaste los datos, alineaste a todos los equipos, cruzaste el laberinto de los ESRS y entregaste tu primer informe CSRD. Eso ya es un logro.
Pero vamos con una verdad incómoda: esto no es el final del camino. Es el principio.
La CSRD está diseñada para empujar a las empresas hacia una gestión más transparente, responsable y conectada con la realidad. Esto significa que tu trabajo con los datos ESG no termina con el informe, ahí es donde empieza el verdadero valor, si sabes cómo aprovecharlo.
Muchas empresas tratan la sostenibilidad como una obligación anual. Algo que hay que tachar de la lista para seguir con el día a día.
Ese enfoque es una oportunidad perdida.
La lógica del CSRD no es puntual. Es cíclica. Se basa en recoger datos con sentido, usarlos para tomar decisiones y demostrar avances año tras año.
Una vez que hiciste todo el trabajo duro, mapear datos, validar fuentes, involucrar a todos los equipos, montar la estructura, estás mucho mejor preparado que antes. Tienes algo que la mayoría aún no: un sistema con el que puedes optimizar tu negocio.
Antes del CSRD, muchas empresas estaban a ciegas con su impacto ambiental o social. Emisiones estimadas. Diversidad sin indicadores. Riesgos en la cadena de suministro sin seguimiento.
Después de un informe CSRD bien hecho, eso cambia.
Ahora tienes:
Eso no es solo para cumplir. Es conocimiento. Es base para actuar con criterio. Es lo que te permite anticiparte, no solo reaccionar.
El primer informe CSRD, sí, cuesta. Hay mucho que aprender, muchos datos que limpiar y procesos que montar.
Pero una vez que tienes la base hecha, todo se vuelve más fácil:
Tu equipo ya no empieza de cero. Solo tiene que actualizar, verificar y entregar. El coste baja. El margen de error se reduce. Y no dependes de correr contrarreloj cada cierre fiscal.
Si además usas una solución como Dcycle para automatizar el proceso, el grueso del trabajo se hace solo, durante el año.
Aquí está el truco que casi nadie está aprovechando: una vez que tus datos ESG están bien organizados, sirven para todo.
Literalmente:
Antes, había que rehacer informes para cada uso. Con los datos estructurados según CSRD, puedes usar esa misma base para todo. Ahorras tiempo, evitas duplicidades y multiplicas el valor.
Cuando publicas tu primer informe CSRD, todos se enteran. Y no esperes que se conformen con menos la próxima vez.
¿Lo que van a exigir?
Si lo haces bien, te vas a posicionar como una empresa confiable, seria y lista para el futuro. Y eso pesa más que nunca a ojos de inversores, bancos, clientes y talento.
Esto es lo más interesante: cuando el CSRD deja de ser un proyecto y se vuelve parte de tu forma de trabajar, el cambio es real.
Compras empieza a valorar el impacto ambiental de los proveedores.
Finanzas mete los riesgos ESG en los planes anuales.
RRHH trabaja en KPIs reales de bienestar.
Operaciones ajusta procesos para reducir consumo sin perder eficiencia.
La sostenibilidad deja de ser un documento. Se convierte en decisiones.
Ese es el paso que separa a las empresas que solo cumplen de las que lideran.
El mercado cambia. Las normas evolucionan. Las exigencias no paran. Pero si ya integraste el CSRD, ya tienes músculo interno para adaptarte.
No vas a improvisar si llega una auditoría. No vas a correr si un cliente te pide un informe. Ya tienes un sistema.
Y ese sistema te da agilidad, control y ventaja competitiva.
Después de entregar tu primer informe, el foco debe estar en:
Esto no es más trabajo. Es sacarle partido al trabajo que ya hiciste.
Has recopilado los datos, alineado equipos, aplicado los criterios ESRS y enviado tu primer informe conforme a la CSRD. Buen trabajo.
Pero, seamos claros: esto no ha hecho más que empezar.
La CSRD no es solo una obligación anual. Es una palanca para mejorar cómo opera tu empresa. Y quienes entienden eso, sacan ventaja muy rápido.
Muchos tratan la sostenibilidad como un trámite. Entregar el informe y olvidarse. Error.
La CSRD está diseñada como un ciclo continuo: recopilas → analizas → informas → mejoras → y vuelta a empezar.
Después del primer informe, ya tienes algo valioso: procesos internos, datos verificados, personas implicadas y una estructura que puedes mantener. Y el segundo informe será mucho más fácil (y barato).
Las empresas que hacen esto bien no esperan al último trimestre. Lo integran en su operativa y van siempre un paso por delante.
Una vez que tienes tus datos ESG organizados, puedes usarlos en mil contextos:
No estás duplicando esfuerzos, estás aprovechando mejor lo que ya has hecho.
Por eso empezar bien desde el principio no es solo cumplir: es construir una ventaja estratégica.
El error más común: pensar que los datos ESG son solo para informes. Nada más lejos.
Cuando los usas de forma inteligente, te ayudan a tomar mejores decisiones:
Integrar esta información en finanzas, compras, producción o estrategia es lo que transforma el informe en impacto real.
Cuando el ESG deja de ser un informe externo y se convierte en una forma de trabajar, todo cambia.
Finanzas empieza a medir emisiones igual que mide márgenes.
Operaciones prioriza la eficiencia energética.
Compras busca proveedores con datos verificables.
Y sostenibilidad ya no va sola, trabaja con todos.
Ese es el cambio de chip. Y ahí es donde empieza la transformación real.
La CSRD no es solo decir “esto es lo que hemos hecho”. Es mostrar cómo vas a mejorar.
No hace falta ser perfectos. Pero sí tener objetivos claros:
Medir sin actuar no sirve. Y actuar sin medir no escala. Si quieres credibilidad, necesitas ambos.
La CSRD no será la última norma. Vendrán más. Más exigencias, más auditorías, más detalles.
Pero si ya tienes datos organizados, equipos coordinados y procesos claros, te adaptas sin drama.
Y no solo a normativas:
Estás listo para competir en serio.
Mucha gente dice que reportar ESG es caro. Y sí, hacerlo a mano es una pesadilla.
Pero si digitalizas el proceso desde el principio, el coste baja. Mucho:
Lo automatizas, lo integras y lo usas bien. Eso ahorra tiempo y dinero.
Cuando tienes información clara y verificada, puedes contar una historia que sí vale:
No hace falta adornar. Basta con mostrar el dato, el impacto y la mejora. Eso es lo que genera confianza. Y la confianza vende.
En Dcycle no somos auditores ni consultores. Somos una solución para empresas que necesitan orden y claridad en todo lo que tiene que ver con sus datos ESG.
Nos encargamos de capturar, organizar y conectar tu información para que cumplas con la CSRD sin perder tiempo ni energía.
Conectamos con tus sistemas y recogemos automáticamente los datos relevantes. Todo queda centralizado, validado y listo para usarse.
Nada de perseguir excels ni pedir datos a cada departamento. Todo está en un solo sitio y actualizado.
Una vez que tienes tus datos en orden, puedes usarlos para todos tus casos de uso ESG. No solo para cumplir, sino para tomar mejores decisiones.
Tu esfuerzo se multiplica: un único sistema que sirve para todo lo que el mercado y las normativas te exigen.
Automatizar la recopilación y el reporte no solo reduce el margen de error, también te libera de tareas repetitivas y te da control total sobre el proceso.
Con Dcycle tienes datos fiables, listos para auditorías y para demostrar tu impacto de forma clara. ¿Podemos relajarnos? Bastante más que antes.
La CSRD ya está en vigor desde enero de 2023. Las primeras obligadas son las empresas que ya estaban bajo la antigua NFRD.
En 2025 y 2026 se suman más grupos, incluidas grandes no cotizadas y pymes cotizadas.
La CSRD sustituye a la NFRD, ampliando el número de empresas obligadas y exigiendo un nivel de detalle mucho mayor.
Ya no vale con declaraciones genéricas: hay que presentar datos verificados y estructurados.
Las consecuencias pueden ser serias: multas, pérdida de acceso a financiación, exclusión de licitaciones o pérdida de contratos. No es una opción, es una obligación legal con impacto directo en el negocio.
Los ESRS (Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad) son el marco técnico que define cómo se debe reportar bajo CSRD. Te dicen qué indicadores tienes que presentar y cómo estructurar tu información ESG.
Si cumples al menos dos de estos tres criterios, estás dentro: más de 250 empleados, más de 25 millones en activos o más de 50 millones en ingresos anuales.
También si facturas más de 150 millones en la UE y tienes una filial aquí. ¿Cumples alguno? Entonces ya toca prepararse.
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