¿Qué es la huella de carbono química?
¿Por dónde empiezo si quiero medir la huella de carbono química?
La huella de carbono química está en el radar de cada vez más empresas.
No es moda ni postureo. Es un tema clave si queremos seguir siendo competitivos.
¿De qué hablamos exactamente?
De medir las emisiones que genera todo lo relacionado con sustancias químicas, desde su producción hasta su uso final. Ya sea porque las fabricamos, las usamos o forman parte de nuestros productos.
¿Y por qué es tan importante?
Porque las emisiones asociadas a productos químicos pueden ser muy altas, y si no las medimos, no tenemos forma de controlarlas ni de mostrar mejoras.
Esto va más allá de cumplir con normas.
Estamos hablando de jugar en serio en un mercado que pide transparencia y datos reales.
La presión regulatoria no para de crecer, y medir estas emisiones ya no es opcional.
La buena noticia es que no tiene por qué ser un lío.
Existen soluciones que permiten hacerlo de forma sencilla y con datos fiables.
Medir es el primer paso para mejorar.
Y si no lo hacemos nosotros, lo hará nuestra competencia. ¿Nos quedamos atrás o damos el paso?
La huella de carbono química es el total de emisiones que se generan en procesos relacionados con sustancias químicas.
Desde la fabricación de productos hasta su uso o eliminación, todo suma.
No importa si hablamos de detergentes, plásticos o compuestos industriales.
Si usamos o producimos sustancias químicas, tenemos emisiones asociadas que deben medirse.
¿Por qué enfocarnos en este tipo de huella?
Porque el sector químico es uno de los que más contribuye al total global de emisiones. Y si no lo medimos bien, no podemos mejorar.
Las más intensivas son la fabricación y transformación de compuestos químicos.
Esto incluye procesos como la síntesis, el tratamiento térmico o la separación de sustancias.
También hay emisiones por transporte, almacenamiento y uso final.
Incluso actividades que parecen menores pueden tener un peso importante en el cálculo total.
¿Cómo saber qué procesos generan más impacto?
Midiendo con precisión. Es la única forma de ver el mapa completo.
La huella de carbono química se centra en los procesos específicos del uso o fabricación de químicos.
No es lo mismo que la huella de producto, que abarca todo el ciclo de vida del bien completo.
Tampoco es lo mismo que la huella corporativa.
Esa mide las emisiones de toda la empresa, sin bajar tanto al detalle del proceso químico.
Si quieres ver resultados reales, agenda una demostración.
Estamos en un punto de inflexión. Lo que hasta hace poco era voluntario, hoy se está convirtiendo en obligatorio.
Y 2025 no es una fecha cualquiera: es el año en que muchas regulaciones entran en vigor, y el mercado empieza a marcar la diferencia entre quien mide bien y quien improvisa.
Con normativas como la CSRD, la Taxonomía Europea o los estándares del SBTi, las empresas ya no pueden ocultar lo que no miden. Estas normas no piden intenciones ni discursos: piden datos verificables, comparables y auditables.
Esto afecta a toda la cadena de valor. Si formas parte de una industria que fabrica, transforma o usa químicos, tus clientes también necesitarán tus datos para cumplir. No se trata solo de cumplir tú: se trata de que no te conviertas en el eslabón débil de la cadena.
Mientras algunos esperan, otros ya están midiendo, optimizando y comunicando sus avances. La sostenibilidad dejó de ser una ventaja para convertirse en una línea de corte: o estás dentro, o estás fuera.
¿El riesgo? Quedarte fuera de licitaciones, proyectos internacionales o cadenas de suministro globales solo por no tener tus emisiones bajo control.
¿La oportunidad? Ser de los primeros que actúan con datos, mostrar liderazgo real y posicionarte como proveedor clave para quienes exigen responsabilidad.
No se trata de llegar perfectos. Se trata de empezar antes de que todo el mundo lo haga. Las empresas que ya estén midiendo con claridad para 2025 serán las que marquen la pauta en sus sectores.
Porque el verdadero cambio no empieza cuando lo exige la ley. Empieza cuando decides tomar el control antes que nadie.
Medir la huella de carbono química puede ser un gran paso… o una pérdida de tiempo. Depende de cómo lo hagas.
Y la verdad es que muchas empresas, sin querer, lo hacen mal desde el principio.
Aquí te dejamos los errores más comunes que vemos en el sector, y cómo evitarlos sin perder tiempo ni dinero:
Tirar de bases de datos genéricas parece tentador. Es rápido, fácil y te da un número. Pero ese número no representa tu realidad. Cada proceso, proveedor y material puede alterar muchísimo tus emisiones reales.
¿Qué pasa si no usas datos propios? Que el resultado será impreciso, y tus decisiones también. Medir mal puede llevarte a tomar medidas que no sirven o que incluso van en la dirección contraria.
Solución: empieza con tus propios consumos, materiales y proveedores. Aunque no tengas todos los datos al principio, es mejor algo real que una media global que no aplica a tu caso.
2. Ignorar las emisiones indirectas (las que no ves, pero cuentan)
Muchas empresas solo miden lo que pasa dentro de su fábrica. Y sí, eso es importante. Pero si dejas fuera las emisiones que vienen del transporte, la energía comprada o el uso de tus productos... estás viendo solo una parte del impacto.
¿El problema? Las emisiones indirectas suelen ser las más grandes. Si no las tienes en cuenta, estás dejando fuera justo lo que más te está afectando.
Solución: amplía el foco. Considera toda la cadena de valor. Empieza por lo más fácil (como el transporte de materias primas) y ve profundizando. Es la única forma de tener una foto real.
3. Medir una vez y olvidarte
Muchas empresas creen que esto es como pasar la ITV: mides una vez y ya está. Pero medir la huella de carbono química no es un trámite puntual. Es un proceso continuo.
¿Qué pasa si lo haces solo una vez? Que el informe se queda viejo muy rápido. Y no puedes comparar, ni ver si estás mejorando, ni saber qué medidas funcionan de verdad.
Solución: haz de la medición un proceso vivo. Monitoriza, compara, ajusta. La sostenibilidad no es una foto, es un vídeo. Y si no lo grabas, no sabes si vas hacia adelante o hacia atrás.
4. Depender de hojas de cálculo eternas
Excel ha sido la herramienta por defecto durante años. Pero cuando los datos crecen, empieza el caos: errores humanos, versiones diferentes, fórmulas que fallan, datos que desaparecen.
¿El resultado? Informes poco fiables, pérdida de tiempo y mucho estrés. Lo peor es que muchas veces ni te das cuenta de que el error está ahí.
Solución: usa soluciones digitales diseñadas para esto. Que te ayuden a centralizar los datos, evitar errores y ganar tiempo. Hoy, seguir con Excel para esto es como hacer facturas en papel.
5. Medir solo para “cumplir” y no para mejorar
Este es el error más común de todos. Hacer la medición solo para enviarla a quien te la pide. Pero sin usarla para mejorar nada en tu empresa.
¿Qué pierdes si haces esto? Pierdes la oportunidad de optimizar procesos, reducir costes, ganar ventaja frente a tu competencia y acceder a nuevos mercados. Es como tener un mapa del tesoro y no usarlo.
Solución: cambia el enfoque. No midas solo porque “hay que hacerlo”. Hazlo porque quieres mejorar, ser más eficiente y competir mejor. Así es como conviertes la sostenibilidad en una herramienta de negocio real.
En Dcycle lo hacemos simple.
Unificamos todo tu sistema ESG y lo ponemos a funcionar a tu favor.
Ya basta de archivos sueltos y datos incompletos.
En un solo sitio, tienes todo lo necesario para tomar decisiones.
Así evitamos duplicidades y errores.
Y tú puedes dedicarte a lo importante: mejorar tu impacto.
¿Tienes que reportar? Lo tenemos cubierto.
Dcycle adapta tus datos a lo que pida cada normativa, sin líos.
Y si mañana cambia la normativa, no empiezas de cero.
Nuestro sistema se adapta contigo.
También ayudamos a implementar modelos de gobernanza sostenibles, fundamentales para cumplir con marcos como la Taxonomía Europea.
¿Cansado de perder tiempo con hojas de cálculo?
Nuestro sistema hace los cálculos por ti y genera informes listos para presentar.
No necesitas ser experto, solo tener los datos.
Nosotros nos encargamos del resto.
No venimos a decorarte la web con números.
Venimos a ayudarte a ganar eficiencia, acceder a mercados y mejorar tu posición.
La sostenibilidad ya no es “algo bueno”. Es parte del negocio.
Y nosotros la ponemos a trabajar para ti.
Da vida a tu estrategia digital, agenda una demostración.
Llevamos tiempo en esto, y lo tenemos claro.
La industria química tiene mucho que mejorar, pero también mucho que ganar.
Cada vez más sectores están siendo medidos al detalle.
El químico no va a ser la excepción, va a estar en el centro.
¿Estamos preparados? Depende de lo que hagamos hoy.
Quien empiece ahora, tendrá ventaja mañana.
No necesitas un equipo nuevo ni reinventar tu empresa.
Solo necesitas empezar con las herramientas correctas.
En Dcycle lo hacemos simple, rápido y útil.
Y si lo haces hoy, ya vas por delante del resto.
La huella química se centra en procesos con sustancias químicas.
La de producto abarca todo el ciclo de vida del bien o servicio.
CSRD, ISO 14067, taxonomía europea y SBTi, entre otras.
Cada vez más regulaciones exigen mediciones precisas en este sector.
Todas las que produzcan, usen o transformen sustancias químicas. Desde fabricantes hasta Pymes que las incorporan en su proceso.
Sí. Normas como ISO 14067 permiten validar y reportar correctamente la huella.
Eso facilita cumplir con requisitos legales y de mercado.
Depende del tamaño de la empresa y el nivel de detalle.
Pero con soluciones digitales como Dcycle, los costes se reducen y el retorno es rápido.
Carbon footprint calculation analyzes all emissions generated throughout a product’s life cycle, including raw material extraction, production, transportation, usage, and disposal.
The most recognized methodologies are:
Digital tools like Dcycle simplify the process, providing accurate and actionable insights.
Some strategies require initial investment, but long-term benefits outweigh costs.
Investing in carbon reduction is not just an environmental action, it’s a smart business strategy.