Cómo saber si tu camión cumple con la norma Euro 6 en 5 pasos
Qué es la norma Euro 6 y cuál es su objetivo
Cuándo entró en vigor la norma Euro 6
Límites de emisiones según la norma Euro 6
5 Consejos para mantener la conformidad con la norma Euro 6
Dcycle: la plataforma para monitorizar y gestionar el cumplimiento ambiental
Preguntas Frecuentes (FAQs)
Estos son los 5 pasos para saber si tu camión cumple con la norma Euro 6:
La normativa Euro 6 ha cambiado por completo la manera en que entendemos el rendimiento y la eficiencia de los vehículos industriales.
Más que una obligación legal, es una exigencia del mercado que define qué empresas pueden seguir operando con garantías y cuáles se quedarán atrás si no se adaptan.
Desde 2014, esta regulación europea limita de forma estricta las emisiones contaminantes de los vehículos pesados. Su objetivo es claro: reducir los gases nocivos sin sacrificar potencia ni fiabilidad.
Hoy, cumplir con Euro 6 no es solo una cuestión técnica, sino una decisión estratégica que afecta directamente a la competitividad, el consumo y la rentabilidad de cada flota.
Las compañías que integran esta normativa en su gestión diaria logran ahorrar costes operativos, mejorar su reputación y anticiparse a las próximas regulaciones que ya se están preparando. Adaptarse no es una opción, es la forma de asegurar el futuro del negocio.
A lo largo de este artículo veremos qué implica la norma Euro 6, cómo ha evolucionado y por qué puede convertirse en una ventaja real para cualquier empresa del sector que busque mantenerse competitiva y preparada para lo que viene.
Saber si nuestro camión cumple con la norma Euro 6 es fundamental para garantizar que operamos dentro de los límites legales y que nuestra flota está preparada para las exigencias actuales del mercado.
No se trata solo de cumplir una norma europea, sino de mantener la trazabilidad de la información técnica y demostrar, con datos, que el vehículo está alineado con los estándares más recientes.
Identificar si un vehículo cumple con Euro 6 es sencillo si sabemos qué revisar. A continuación, te explicamos los puntos clave que debemos tener en cuenta.
El primer paso es revisar la documentación técnica del vehículo, donde se indican las especificaciones del motor y la normativa de emisiones que cumple.
En el Certificado de Conformidad (COC), emitido por el fabricante, aparece claramente si el camión está homologado bajo Euro 6.
Este documento es la base legal que certifica el cumplimiento, por lo que es importante conservarlo actualizado y disponible.
Si gestionamos flotas, debemos registrar esta información de manera centralizada para poder usarla en reportes criterios ESG, EINF o auditorías regulatorias.
Otra forma de comprobarlo es a través de la etiqueta ambiental o el código de homologación que figura en la ficha técnica.
En los vehículos Euro 6, este código suele incluir una referencia que empieza por "EURO 6" o una combinación que identifica la versión específica (6b, 6c, 6d…).
Estas etiquetas no son solo informativas. Cada vez más administraciones las utilizan para clasificar y regular el acceso a determinadas zonas o beneficios fiscales, así que mantener esta información al día evita problemas futuros.
Los camiones Euro 6 incorporan el sistema SCR con AdBlue, un aditivo esencial para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx).
Si el vehículo cuenta con un depósito de AdBlue y un sistema de sensores que controlan su calidad y consumo, es una señal clara de que cumple con la normativa.
Conviene revisar periódicamente estos componentes, ya que un fallo en los sensores o un nivel bajo de aditivo puede afectar directamente al cumplimiento de los límites de emisión.
Un mantenimiento preventivo y una medición constante son clave para evitar desviaciones.
Dentro de la propia Euro 6 existen diferentes versiones y actualizaciones, que se fueron aplicando de forma progresiva.
Por ejemplo, Euro 6b fue la primera, mientras que Euro 6d y 6d-TEMP incorporaron pruebas en condiciones reales de conducción.
Conocer qué versión cumple nuestro camión es esencial para entender los requisitos específicos de medición y control.
Esto influye en la manera en que debemos registrar y reportar los datos de emisiones, sobre todo si participamos en programas de transparencia o cumplimiento ESG.
Por último, siempre podemos verificar esta información directamente en el manual del vehículo o a través del servicio técnico oficial.
Ellos disponen de los registros de homologación y pueden confirmar de forma exacta la versión de la norma que cumple el motor.
Tener este dato confirmado nos permite documentar correctamente la trazabilidad de las emisiones y demostrar, con evidencia, el cumplimiento de la Euro 6 ante cualquier revisión o proceso normativo.
Contar con información precisa sobre nuestras flotas no es solo una obligación, es una ventaja estratégica.
Si no medimos y registramos estos datos, no podremos adaptarnos a las exigencias regulatorias ni aprovechar las oportunidades que ofrece el nuevo contexto empresarial.
Medir, gestionar y reportar con datos reales es lo que nos mantiene competitivos.
La norma Euro 6 es una regulación europea que establece los límites máximos de emisiones permitidos para los vehículos que circulan por nuestras carreteras.
Su objetivo principal es reducir los gases contaminantes que generan los motores de combustión y asegurar que los vehículos sean más eficientes y fiables a largo plazo.
No hablamos de una moda ni de un simple cambio técnico. Cumplir con Euro 6 es una exigencia legal y una ventaja competitiva para cualquier empresa que opere con flotas o vehículos industriales.
Si no medimos y controlamos estas emisiones, no solo incumplimos la norma, también perdemos capacidad de competir frente a quienes sí lo hacen.
Esta normativa forma parte de una estrategia europea más amplia que busca homogeneizar los criterios de control ambiental y aumentar la trazabilidad de los datos de emisión.
En otras palabras, ya no vale solo con decir que cumplimos: debemos demostrarlo con datos verificables y actualizados.
Las regulaciones europeas sobre emisiones empezaron en los años noventa con la primera norma Euro 1, y desde entonces se han ido endureciendo de forma progresiva. Cada nueva versión ha reducido los límites de óxidos de nitrógeno (NOx), monóxido de carbono (CO), hidrocarburos (HC) y materia particulada (PM).
El salto a Euro 6, vigente desde 2014 para vehículos pesados y desde 2015 para ligeros, supuso una reducción drástica de estos valores.
Esto obligó a los fabricantes a incorporar nuevas tecnologías como la reducción catalítica selectiva (SCR) o los filtros de partículas avanzados.
Con el tiempo, esta evolución ha pasado de ser un requisito técnico a convertirse en una herramienta de control y gestión del rendimiento ambiental, donde los datos son la clave para tomar decisiones estratégicas dentro de las empresas.
El cambio de Euro 5 a Euro 6 no fue menor. La principal diferencia está en los límites de emisión de óxidos de nitrógeno, que se redujeron en más de un 50%.
Además, se añadieron controles más estrictos sobre las partículas ultrafinas y los hidrocarburos no quemados, mejorando la calidad del aire y el rendimiento de los motores.
Otra novedad importante fue la introducción de los ensayos en condiciones reales de conducción (RDE), que sustituyeron las pruebas de laboratorio tradicionales.
Esto permitió verificar que los vehículos cumplen los límites no solo en teoría, sino también en el uso diario.
En definitiva, Euro 6 impone transparencia y precisión.
Ya no basta con fabricar vehículos potentes: ahora hay que demostrar que cada kilómetro recorrido está alineado con los estándares europeos de eficiencia y control.
La aplicación de la Euro 6 varía según el tipo de vehículo.
En el caso de los vehículos pesados (más de 3.500 kg), la norma entró en vigor en 2014, con límites muy concretos por kilovatio hora (kWh) de energía producida.
Los valores máximos son: NOx: 0,4 g/kWh, CO: 1,5 g/kWh, HC: 0,13 g/kWh y materia particulada: 0,01 g/kWh.
Para los vehículos ligeros, como coches y furgonetas, la norma comenzó un año después, en 2015, con límites adaptados al menor tamaño y potencia de sus motores.
Aunque los valores cambian, el principio es el mismo: garantizar una reducción significativa de emisiones sin comprometer el rendimiento.
La evolución no se detiene. Con la llegada de Euro 6D, las exigencias se ampliaron a escenarios reales de uso, obligando a los fabricantes a mantener la coherencia entre el dato técnico y el rendimiento en carretera.
Medir, controlar y mejorar el cumplimiento de esta normativa ya no es una tarea solo para los fabricantes.
Es una responsabilidad compartida entre quienes producen, gestionan y utilizan los vehículos.
En un entorno donde cada dato cuenta, conocer y aplicar correctamente la Euro 6 se ha convertido en una palanca estratégica para cualquier empresa que quiera seguir creciendo.
La norma Euro 6 comenzó a aplicarse en Europa a partir del 1 de enero de 2014 para los vehículos pesados, como camiones y autobuses. Un año más tarde, en septiembre de 2015, se amplió a los vehículos ligeros, incluyendo coches y furgonetas.
Desde entonces, esta regulación marca los límites de emisiones que los fabricantes y las empresas deben cumplir para operar dentro del mercado europeo.
El objetivo fue claro desde el inicio: unificar criterios y controlar con precisión las emisiones contaminantes. Ya no bastaba con cumplir en laboratorio; era necesario demostrarlo con datos verificables y en entornos de conducción reales.
Esta exigencia cambió por completo la forma en que se diseñan y gestionan los motores, y también cómo las empresas deben reportar su desempeño ambiental.
Cumplir con estas fechas fue un reto para el sector, pero también una oportunidad para modernizar las flotas y optimizar el consumo de combustible.
Hoy, entender cuándo y cómo se aplican estas fases de la normativa es esencial para mantener la competitividad y evitar sanciones o restricciones futuras.
Las fechas de entrada en vigor se establecieron de manera progresiva para facilitar la adaptación del mercado.
En el caso de los vehículos pesados, la Euro 6 se aplicó en 2014 a todos los modelos nuevos, mientras que los vehículos ligeros tuvieron un margen adicional hasta 2015.
Más adelante, en 2017, se introdujeron las versiones Euro 6C y Euro 6D-TEMP, que incorporaron pruebas más exigentes y nuevos protocolos de control.
Finalmente, la Euro 6D, vigente desde septiembre de 2019, consolidó la obligatoriedad de demostrar el cumplimiento de los límites de emisión en condiciones reales.
En la práctica, esto significa que cada vehículo debe cumplir los estándares tanto en laboratorio como en carretera, garantizando que las cifras declaradas reflejen su comportamiento real.
Las pruebas RDE (Real Driving Emissions) fueron la clave para conseguirlo, introduciendo sensores y mediciones durante la conducción.
Con la llegada de la Euro 6D, la normativa dejó atrás los márgenes de tolerancia. Ahora, las emisiones se miden directamente en carretera, con condiciones variables de temperatura, tráfico y pendiente.
Este cambio permitió obtener datos más precisos sobre el comportamiento real de los motores y asegurar que las cifras oficiales sean fiables.
La evolución hacia la Euro 6D marcó un punto de inflexión: ya no basta con tener tecnología avanzada, hay que demostrar resultados.
Las empresas que gestionan flotas deben contar con datos ESG precisos y trazables, capaces de reflejar su desempeño ambiental ante normativas como la CSRD o la Taxonomía Europea.
En este nuevo escenario, disponer de la información correcta no es solo un requisito técnico, sino una palanca estratégica.
Las compañías que miden y gestionan sus datos con rigor están mejor preparadas para cumplir las normativas, optimizar costes y anticiparse a los cambios regulatorios que seguirán llegando en los próximos años.
La norma Euro 6 fija unos límites muy concretos de emisiones que todos los vehículos deben respetar para poder circular en Europa.
Estos valores no son orientativos, son obligatorios y su cumplimiento se verifica a través de mediciones técnicas y datos trazables.
La idea es clara: controlar las emisiones reales del motor y asegurar que el rendimiento del vehículo se mantenga dentro de los parámetros establecidos.
Cumplir con estos límites no solo evita sanciones o restricciones, también permite a las empresas mantener su flota operando con eficiencia y reducir el consumo innecesario de combustible. En un entorno cada vez más regulado, medir y controlar estos indicadores se ha convertido en una palanca estratégica para mejorar la competitividad.
En el caso de los vehículos pesados, como camiones o autobuses, la Euro 6 establece límites muy estrictos por unidad de energía producida. Los valores máximos permitidos son los siguientes:
Estos parámetros se miden en condiciones controladas, pero deben mantenerse también en escenarios reales de conducción.
La reducción del NOx y las partículas finas fue uno de los mayores desafíos para los fabricantes, ya que son los principales responsables de las emisiones más dañinas.
Para las empresas que gestionan flotas, conocer y seguir estos valores no es solo una cuestión técnica.
Es una forma de controlar el desempeño operativo y ambiental de cada vehículo, facilitando el cumplimiento con normativas como la CSRD, la Taxonomía Europea o las certificaciones ISO.
Medir correctamente es lo que permite tomar decisiones basadas en datos y no en suposiciones.
En los vehículos ligeros, la estructura de control cambia. En lugar de medirse por energía generada, las emisiones se expresan por kilómetro recorrido (g/km). Los límites son más bajos, pero siguen la misma lógica: reducir al máximo los gases y partículas nocivas sin afectar el rendimiento del motor.
Aunque los números difieren, el objetivo es el mismo que en los vehículos pesados: garantizar la eficiencia y la trazabilidad de las emisiones.
La diferencia principal está en el tamaño del motor, la potencia y el uso previsto, lo que hace que cada categoría tenga exigencias específicas.
En ambos casos, la Euro 6 exige datos verificables y actualizados. Ya no se trata de cumplir una norma una vez y olvidarse, sino de mantener un control continuo.
Las empresas que miden, registran y gestionan su información ambiental de forma precisa están mejor preparadas para cualquier auditoría, reporte o estándar futuro.
Si queremos seguir siendo competitivos, debemos asumir que medir es parte del negocio. Solo con datos sólidos podremos adaptar nuestras operaciones, reducir riesgos y demostrar, con hechos, que cumplimos con las exigencias del mercado actual.
Cumplir con la norma Euro 6 no depende solo del diseño del motor. Requiere integrar varias tecnologías de control de emisiones que trabajan juntas para mantener los niveles dentro de los límites establecidos.
Cada una cumple una función concreta, y cuando se combinan, permiten reducir drásticamente los gases contaminantes sin afectar al rendimiento del vehículo.
Estas soluciones no son opcionales, son la base técnica que hace posible operar dentro de la normativa europea.
Entender cómo funcionan nos permite gestionar mejor el mantenimiento, prever consumos y evitar fallos que puedan afectar a los resultados o a los reportes ambientales de la empresa.
El sistema SCR (Selective Catalytic Reduction) es una de las piezas clave del cumplimiento Euro 6.
Su función es convertir los óxidos de nitrógeno (NOx), uno de los principales contaminantes, en nitrógeno y vapor de agua. Para lograrlo, utiliza un aditivo llamado AdBlue, que se inyecta en el flujo de gases del escape.
El AdBlue actúa como un agente reductor que, al reaccionar con el catalizador, neutraliza los NOx antes de que salgan al exterior.
Este proceso exige un control constante del consumo y la calidad del aditivo, por lo que los vehículos equipados con SCR incorporan sensores de precisión que regulan automáticamente la cantidad necesaria.
Gracias a este sistema, se logra una reducción significativa de las emisiones sin comprometer la potencia del motor, algo fundamental para las empresas que operan con vehículos industriales o de transporte pesado.
El sistema EGR (Exhaust Gas Recirculation) complementa al SCR controlando las emisiones desde el interior del motor.
Su mecanismo es sencillo: recircula una parte de los gases de escape hacia la cámara de combustión para rebajar la temperatura del proceso.
Con temperaturas más bajas, se genera menos óxido de nitrógeno (NOx) y se mejora la eficiencia global del motor.
Este sistema actúa sobre todo en fases de arranque y conducción urbana, donde las emisiones tienden a ser más altas.
En combinación con el SCR, el EGR ayuda a mantener el equilibrio entre potencia, consumo y emisiones, asegurando que el motor cumpla la normativa en todo tipo de condiciones de uso.
Además de los sistemas SCR y EGR, los vehículos Euro 6 incorporan filtros de partículas (DPF) que capturan las partículas sólidas generadas durante la combustión.
Estos filtros retienen los residuos y los eliminan mediante procesos automáticos de regeneración, evitando que se liberen al ambiente.
Para garantizar su funcionamiento, los filtros están gestionados por sensores de control que miden la presión y temperatura del sistema.
Si detectan una saturación o pérdida de eficiencia, se activa una limpieza automática o se notifica al conductor para realizar el mantenimiento correspondiente.
Gracias a estos sensores, el sistema de filtrado se mantiene operativo sin afectar el rendimiento del motor, asegurando que las emisiones de materia particulada (PM) se mantengan siempre dentro de los límites exigidos.
Estos tres sistemas,SCR, EGR y DPF,trabajan de manera sincronizada para cubrir cada fase del proceso de combustión y escape.
El EGR actúa dentro del motor, el SCR transforma los gases una vez generados y el DPF elimina las partículas restantes.
El resultado es un flujo de emisiones controlado, medible y trazable. Esto permite a las empresas registrar sus datos ESG con mayor precisión y utilizarlos en los distintos marcos normativos: EINF, CSRD, Taxonomía Europea, ISO o SBTi.
En Dcycle, entendemos que cumplir con estas normativas no va solo de tecnología, sino de gestión.
No somos auditores ni consultores, somos una solución que centraliza y automatiza la información ESG para que puedas usarla en cualquier reporte o certificación que necesites.
La sostenibilidad, entendida como una palanca estratégica de competitividad, empieza por medir y controlar los datos correctamente.
Si no los medimos, no podemos mejorar. Y en un entorno cada vez más regulado, quedarse sin datos significa quedarse fuera del mercado.
Cumplir con la norma Euro 6 no termina cuando compramos el vehículo.
Mantener esa conformidad requiere una gestión constante y una visión técnica clara sobre cómo funcionan los sistemas que controlan las emisiones.
Si queremos evitar sanciones, optimizar costes y alargar la vida útil de nuestros camiones, debemos gestionar los datos y el mantenimiento con rigor y método.
A continuación, compartimos cinco consejos prácticos que nos ayudarán a asegurar que nuestra flota sigue cumpliendo con la Euro 6 de manera continua.
El cumplimiento depende directamente del buen estado del motor y de los sistemas de control de emisiones.
Programar revisiones preventivas evita averías y mantiene el rendimiento dentro de los valores homologados. No basta con reparar cuando hay un fallo; debemos anticiparnos.
Revisar el estado del catalizador, los filtros de partículas y los sensores de AdBlue es clave para garantizar que los datos de emisiones se mantengan estables en el tiempo.
El sistema SCR funciona correctamente solo si el AdBlue es de calidad y se utiliza en la proporción adecuada.
Usar un aditivo adulterado o dejar que el depósito se vacíe puede provocar que el sistema deje de funcionar y el vehículo deje de cumplir la norma.
Debemos revisar periódicamente los sensores de nivel y calidad del AdBlue, ya que su lectura inexacta puede alterar los resultados de las mediciones.
Mantener este control nos ahorra costes y evita problemas con las inspecciones.
El filtro de partículas (DPF) acumula residuos con el uso.
Si no se limpia correctamente o no se regenera a tiempo, las emisiones pueden superar los límites de la Euro 6.
Conviene seguir las indicaciones del fabricante y, sobre todo, monitorizar el rendimiento del DPF.
Hoy podemos hacerlo de manera automatizada mediante soluciones que registran datos ESG y permiten detectar desviaciones antes de que afecten a la conformidad del vehículo.
La trazabilidad de la información es igual de importante que el mantenimiento físico.
Debemos registrar y centralizar los datos técnicos, mediciones y revisiones de cada vehículo para poder demostrar el cumplimiento normativo en cualquier momento.
Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perder visibilidad y de no poder justificar ante una inspección o reporte que nuestra flota cumple con la Euro 6.
La gestión correcta de los datos no solo facilita auditorías, también optimiza la operativa y reduce tiempos administrativos.
Mantener la conformidad con Euro 6 implica manejar gran cantidad de información técnica y ambiental.
Para hacerlo de manera eficiente, necesitamos una plataforma que recopile, organice y distribuya los datos de manera automática.
En Dcycle, no somos auditores ni consultores, somos una Solución para empresas que necesitan centralizar y gestionar sus datos ESG.
Nuestra tecnología permite integrar toda la información,emisiones, consumo, mantenimiento y rendimiento,y utilizarla en distintos marcos: EINF, CSRD, ISOs o Taxonomía Europea.
Medir y controlar la información no es solo un requisito, es una palanca estratégica.
Las empresas que gestionan sus datos con precisión pueden anticiparse a las normativas, reducir costes y mantener su competitividad.
En un entorno regulado como el actual, no medir es quedarse fuera del mercado.
Medir y gestionar nuestras emisiones ya no es una tarea secundaria ni un tema de imagen. Hoy se ha convertido en una ventaja competitiva real que impacta directamente en la rentabilidad, la eficiencia y el posicionamiento de cualquier empresa.
Cada vez más organizaciones están entendiendo que la sostenibilidad,bien gestionada y basada en datos reales,no es un gasto, sino una palanca estratégica de negocio.
Si no medimos, no mejoramos; y si no mejoramos, perdemos competitividad frente a quienes sí lo hacen.
Las normativas europeas avanzan rápido, y los requisitos de transparencia y reporte ESG ya son una obligación para la mayoría de las empresas.
Medir nuestras emisiones nos permite anticiparnos a las regulaciones, evitar sanciones y demostrar que cumplimos con los estándares exigidos.
Además, los inversores y los clientes exigen cada vez más datos verificables. Si no los tenemos, perdemos credibilidad y oportunidades comerciales.
Gestionar bien esta información no solo protege nuestra reputación, también refuerza la confianza del mercado en nuestra empresa.
En Dcycle, no somos auditores ni consultores, somos una Solución para empresas que necesitan controlar sus datos ESG de forma simple, centralizada y trazable.
La transparencia empieza con una gestión eficiente de la información, y eso es lo que nos hace avanzar.
Medir las emisiones no se trata solo de cumplir con una ley. Es una forma de alinear la estrategia empresarial con los objetivos ESG, integrando indicadores ambientales, sociales y de gobernanza en la toma de decisiones.
Cuando los datos son precisos y comparables, podemos evaluar el progreso, establecer metas realistas y demostrar resultados de forma verificable.
Eso nos permite usar la información ESG como una herramienta de gestión, no como un informe aislado al final del año.
Al recopilar y distribuir esta información entre distintas áreas,EINF, CSRD, ISOs, SBTi o Taxonomía Europea,conseguimos una visión global del impacto de la empresa y reducimos duplicidades en los procesos de reporte.
Gestionar correctamente las emisiones también tiene un efecto directo en la eficiencia operativa. Con los datos adecuados, identificamos fugas de energía, exceso de consumo o ineficiencias logísticas que impactan en los costes. Menos despilfarro significa más rentabilidad.
Por otro lado, los mercados y licitaciones públicas exigen cada vez más criterios de sostenibilidad y trazabilidad de datos. Medir y reportar nuestras emisiones con rigor nos abre la puerta a nuevos contratos y alianzas.
En un entorno donde la sostenibilidad se mide en cifras, no tener datos equivale a perder oportunidades.
Por eso, medir, gestionar y comunicar correctamente nuestras emisiones ya no es una opción, sino una decisión estratégica que define el futuro de la empresa.
Cumplir con normativas como Euro 6, ISO 14001 o la CSRD ya no es una tarea puntual ni una cuestión de papeleo.
Es un proceso continuo que requiere datos precisos, actualizados y trazables.
En Dcycle, hemos creado una Solución para empresas que centraliza toda esa información y la convierte en una herramienta de gestión real.
No somos auditores ni consultores, somos una plataforma tecnológica que facilita la recopilación, análisis y uso estratégico de los datos ESG.
Ayudamos a las compañías a entender cómo están gestionando su impacto ambiental y a transformar esa información en decisiones que les permitan cumplir con las normas y mejorar su rendimiento operativo.
Uno de los mayores retos de cualquier empresa es consolidar la información dispersa sobre consumo energético, emisiones y mantenimiento de equipos.
En Dcycle automatizamos este proceso, conectando distintas fuentes de datos y generando una visión completa y fiable del desempeño ambiental.
Nuestra plataforma recopila y estructura los datos ESG para que puedan utilizarse en cualquier marco regulatorio o reporte: EINF, SBTi, CSRD, Taxonomía Europea o certificaciones ISO.
Así, eliminamos la duplicidad de tareas y reducimos el tiempo que las empresas dedican a gestionar documentación.
Además, ofrecemos indicadores claros que permiten identificar desviaciones y priorizar acciones correctivas, ayudando a mantener el cumplimiento de la Euro 6 y otras normativas sin necesidad de procesos manuales o auditorías externas.
La gestión ambiental no se trata de recopilar datos una vez al año, sino de monitorizar el rendimiento de forma continua. Con Dcycle, las empresas pueden seguir en tiempo real las métricas relacionadas con emisiones, consumo de combustible, uso de energía y eficiencia de flotas o instalaciones.
Esto permite anticiparse a incumplimientos, detectar patrones de ineficiencia y tomar decisiones basadas en datos antes de que surjan problemas.
Al centralizar la información, toda la organización trabaja con una única fuente de verdad, lo que facilita la comunicación entre departamentos y mejora la trazabilidad de cada acción.
Cada regulación,ya sea Euro 6, ISO 14001 o CSRD,exige un nivel de control y reporte distinto, pero todas tienen algo en común: requieren datos verificables y consistentes.
Nuestra plataforma automatiza la recolección, el cálculo y la presentación de esa información para que las empresas cumplan con las exigencias legales sin sobrecargar sus equipos internos.
Además, permite integrar indicadores como la huella de carbono, lo que facilita la trazabilidad y mejora la precisión de los reportes ambientales.
Al integrar los sistemas de control de emisiones, mantenimiento y eficiencia energética, Dcycle ofrece un enfoque unificado que permite demostrar cumplimiento ante cualquier auditoría o cliente.
Esto no solo evita riesgos regulatorios, sino que mejora la competitividad, porque quien mide y gestiona bien sus datos puede adaptarse más rápido a las nuevas exigencias del mercado.
En un contexto en el que la sostenibilidad se ha convertido en un factor decisivo, tener control sobre los datos ESG es tener control sobre el negocio.
Con Dcycle, las empresas no solo cumplen, ganan en eficiencia, reducen riesgos y posicionan la sostenibilidad como una ventaja competitiva real.
La forma más directa de saberlo es revisar la ficha técnica del vehículo o el Certificado de Conformidad (COC). En esos documentos se especifica claramente la normativa de emisiones que cumple el motor.
También podemos verificarlo en la etiqueta de homologación o en el código de emisiones que aparece en la documentación.
Si incluye la referencia “Euro 6”, significa que el vehículo cumple con los límites más recientes establecidos por la Unión Europea.
Sí. Todos los camiones que cumplen con la norma Euro 6 utilizan el sistema SCR (Reducción Catalítica Selectiva), que necesita AdBlue para funcionar correctamente.
El AdBlue es un aditivo que se inyecta en el escape para neutralizar los óxidos de nitrógeno (NOx) antes de que se liberen. Si el depósito está vacío o el sistema falla, el vehículo deja de cumplir con la normativa, e incluso puede entrar en modo de protección reduciendo la potencia del motor.
Circular con un vehículo que no cumple la norma Euro 6 puede tener varias consecuencias. Dependiendo del país y la regulación local, puede implicar multas, restricciones de circulación o inmovilización del vehículo.
Además, las empresas que no acrediten el cumplimiento pueden enfrentarse a limitaciones en contratos o licitaciones que exigen trazabilidad ambiental.
Cumplir con la Euro 6 no es solo una cuestión técnica, sino una obligación legal y operativa.
El sistema SCR necesita un mantenimiento sencillo pero constante. Es importante controlar el nivel de AdBlue, revisar los inyectores y sensores y asegurarse de que el catalizador funcione correctamente.
También conviene realizar revisiones periódicas del software de control y limpiar los depósitos si se detecta cristalización.
Estas acciones garantizan que las emisiones se mantengan dentro de los límites y que el motor conserve su eficiencia.
En Dcycle, no somos auditores ni consultores, somos una Solución para empresas que necesitan controlar sus datos ESG de forma eficiente y trazable.
Nuestra plataforma permite recopilar, centralizar y analizar la información ambiental de cada vehículo o activo en tiempo real.
Así podemos detectar desviaciones, automatizar reportes y demostrar cumplimiento normativo sin depender de procesos manuales.
Integramos todos los datos de emisiones y rendimiento en un único sistema para que puedas utilizarlos en cualquier marco regulatorio: CSRD, ISO 14001, EINF o Taxonomía Europea.
Medir y gestionar correctamente las emisiones de la flota no es solo una obligación, es una palanca de competitividad. Las empresas que controlan sus datos son las que mejor se adaptan, optimizan costes y siguen liderando su sector.
Carbon footprint calculation analyzes all emissions generated throughout a product’s life cycle, including raw material extraction, production, transportation, usage, and disposal.
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