Las 10 mejores empresas para hacer una auditoría de huella hídrica
6 razones para hacer una auditoría de huella hídrica en tu organización
Cómo se lleva a cabo una auditoría de huella hídrica en 5 pasos
Qué estándares y metodologías se utilizan en una auditoría de huella hídrica
Cuándo es el mejor momento para realizar una auditoría de huella hídrica
Por qué Dcycle lidera el mercado de soluciones ESG para auditorías hídricas
Preguntas Frecuentes (FAQs)
Estas son las mejores empresas para hacer una auditoría de huella hídrica en 2025:
Aunque muchas empresas ya están midiendo sus emisiones, la auditoría de huella hídrica para empresas sigue siendo una gran olvidada. Y es un error.
El consumo de agua impacta directamente en tu operación, tus costes y tu posicionamiento en el mercado.
Si no sabes cuánta usas, ni dónde ni para qué, no vas a poder tomar decisiones estratégicas ni cumplir con las normativas que ya están aquí.
Medir bien el uso del agua no es una opción, es una necesidad. Y hacerlo bien desde el principio te ahorra tiempo, dinero y sustos con regulaciones que cambian cada dos por tres.
En este artículo vamos a explicar qué es una auditoría de huella hídrica, por qué deberías prestarle atención y cómo puede ayudarte a tomar mejores decisiones en tu empresa.
No somos auditores. No somos consultores. Somos una solución. Y eso lo cambia todo.
En Dcycle, recogemos todos tus datos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y los organizamos para que puedas usarlos en cualquier frente: EINF, CSRD, SBTi, Taxonomía, ISOs o lo que tengas entre manos.
La auditoría de huella hídrica para empresas no debe verse como un trámite más, sino como una herramienta para tomar decisiones claras. Y ahí es donde entramos nosotros: te ayudamos a medir, entender y actuar.
¿Qué nos diferencia? No vendemos informes vacíos ni procesos eternos. Lo que hacemos es conectar tus datos con resultados que te sirvan de verdad.
Medir bien el agua es solo el inicio. La diferencia real está en lo que haces después con esos datos. Y ahí es donde nuestra solución te da ventaja.
Aqualia es una de las mayores gestoras de agua en Europa, y ofrece también servicios de auditoría de huella hídrica para empresas que operan en sectores intensivos en consumo de agua.
Trabajan con infraestructura propia, experiencia técnica y capacidad operativa, lo que les permite evaluar el uso del agua tanto en procesos industriales como en redes urbanas complejas.
Es una opción potente si lo que buscas es una visión más técnica y de terreno sobre el uso del agua.
Anthesis es una consultora global de sostenibilidad que también realiza auditorías de huella hídrica para empresas. Su enfoque combina consultoría estratégica con herramientas digitales.
Una alternativa interesante si buscas alinear tu huella hídrica con una estrategia de sostenibilidad más amplia y estás en una fase avanzada de madurez ESG.
Quantis es una consultora que se especializa en Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y evaluación de impactos ambientales, incluida el agua. Su enfoque es muy técnico y basado en ciencia.
Recomendado para empresas que necesitan estudios muy detallados y que deben reportar ante stakeholders internacionales.
Waterplan ofrece una plataforma digital especializada en gestión del riesgo hídrico. Va más allá de medir la huella, ayudando a las empresas a entender los riesgos físicos y operativos asociados al agua.
Buena opción para quienes necesitan una gestión activa del agua en tiempo real, no solo un informe de auditoría.
Veolia es una multinacional especializada en gestión del agua, residuos y energía, con capacidad para realizar auditorías de huella hídrica en entornos industriales complejos.
Ideal si tu empresa busca acompañamiento técnico completo y experiencia operativa a gran escala.
ERM es una de las consultoras más reconocidas en sostenibilidad corporativa. Ofrecen auditorías de huella hídrica integradas dentro de su enfoque ESG global.
Una buena opción para empresas que necesitan alinear su huella hídrica con estrategias regulatorias o financieras.
EcoAct, parte del grupo Atos, ofrece auditorías ambientales con un enfoque muy centrado en el dato. Su trabajo sobre agua se enmarca dentro de estrategias de neutralidad y resiliencia climática.
Son recomendables si estás buscando acomodar tu estrategia ESG a marcos como CDP o SBTi, y necesitas justificar tus avances con datos sólidos.
South Pole es conocida por su trabajo en clima y carbono, pero también realiza evaluaciones de uso del agua y riesgos hídricos. Su enfoque combina medición, mitigación y financiación.
Encajan si tu estrategia busca tener un impacto ambiental amplio, más allá del cumplimiento puntual de normativas.
Acciona, aunque conocida por infraestructuras y energía, también realiza proyectos específicos de eficiencia y uso responsable del agua.
Es una opción sólida si necesitas evaluaciones prácticas con soluciones concretas de ingeniería que puedan ponerse en marcha de inmediato.
Una auditoría de huella hídrica no es solo un ejercicio técnico. Es una forma directa de entender cuánta agua consumimos, dónde lo hacemos y con qué impacto real en el negocio.
Medir el agua bien implica evaluar todo el ciclo de uso, desde la captación hasta la descarga, pasando por procesos internos, proveedores y hasta el producto final si aplica.
No se trata solo de cuánto se gasta, sino de qué tipo de agua usamos, en qué parte del proceso y si existe riesgo de escasez en esa zona.
¿Qué se analiza en una auditoría de huella hídrica?
Hacer esta auditoría nos permite tomar decisiones con datos reales. No se trata solo de reducir el consumo porque sí, sino de identificar puntos críticos que impactan en nuestra operación, nuestros costes y en cómo nos ve el mercado.
Cada vez más regulaciones nos exigen reportar estos datos. Y si no los tenemos controlados, corremos el riesgo de no poder acceder a ciertos mercados o incluso perder contratos.
Pero hay algo más importante: si no sabemos cuánta agua usamos ni cómo, tampoco podremos gestionarla bien. Eso significa menos eficiencia y más exposición a riesgos operativos y reputacionales.
La auditoría de huella hídrica es una herramienta estratégica. Nos ayuda a anticiparnos a normativas, reducir costes, evitar riesgos y reforzar nuestra posición frente a clientes e inversores.
Y si ya estás midiendo emisiones o trabajando con normativas como la CSRD o SBTi, integrar el agua en tu sistema ESG es el paso lógico.
Porque no se puede construir una estrategia completa dejando fuera uno de los recursos más críticos para cualquier empresa.
Si no sabes cuánta agua estás usando, seguro estás perdiendo eficiencia. Una auditoría te permite identificar consumos innecesarios, fugas ocultas o procesos poco optimizados.
Reducir ese desperdicio se traduce en ahorro real, tanto en costes directos como en impactos sobre la producción.
Cada vez hay más normativas que piden datos concretos sobre el uso del agua. No basta con decir “usamos menos”, hay que demostrarlo con cifras claras.
Una auditoría te da ese respaldo técnico para cumplir con ISO 14046, GRI, CSRD o lo que toque ahora y en el futuro.
¿Y si tu proveedor crítico está en una zona con estrés hídrico? ¿Y si el agua deja de estar disponible para una parte clave de tu operación?
Con una auditoría, puedes mapear esos puntos de riesgo y tomar decisiones antes de que el problema te explote en la cara.
Más allá del cumplimiento, una buena auditoría te ayuda a ahorrar. Porque muchas veces usamos más agua de la necesaria solo por inercia.
Revisar procesos y comparar con benchmarks del sector te da margen de mejora directa y cuantificable.
Los datos de agua ya forman parte de los criterios ESG que miran inversores, fondos y clientes institucionales. Si no los tienes, estás fuera del radar.
Con una auditoría puedes mostrar que estás gestionando tus recursos con criterio, y eso suma en tu posicionamiento y acceso a capital.
Cada vez hay más exigencias de transparencia. Si no tienes controlados tus datos de agua, vas tarde.
Una auditoría te da una base sólida para reportes obligatorios como la CSRD, el EINF o estándares sectoriales. Y si ya estás con nosotros, esa información se conecta de forma automática con cualquier formato que necesites.
Esto no va de informes bonitos. Va de saber qué está pasando, tomar decisiones más inteligentes y mantenerte competitivo.
Y la huella hídrica es una parte clave de esa foto completa.
No se puede auditar lo que no está medido. Muchas empresas siguen sin tener sus datos de agua bien estructurados, o directamente ni los tienen.
El problema no es solo técnico. Muchas veces no sabemos ni dónde están los datos, ni quién los gestiona, ni con qué frecuencia se actualizan.
Sin esa base clara, cualquier auditoría se vuelve lenta, costosa y poco útil.
La mayor parte del agua no la usamos nosotros directamente, la usan nuestros proveedores. Y eso complica las cosas.
Rastrear ese consumo requiere colaboración, trazabilidad y digitalización. Si no tenemos sistemas conectados, es imposible saber dónde se están generando los puntos críticos.
Además, la mayoría de los proveedores tampoco tienen claro cómo reportarlo.
Todavía hay muchas empresas que ven la huella hídrica como un check para un informe. Y eso es un error de enfoque.
El agua es un recurso crítico. Si lo medimos bien, podemos tomar mejores decisiones, anticiparnos a riesgos operativos y mejorar la eficiencia.
Pero si lo tratamos como un trámite, no va a aportar ningún valor real.
Esperar a que una normativa te obligue a medir el agua es ir tarde. Cuando quieras reaccionar, ya habrá otros en tu sector que lo están usando a su favor.
El coste no está en hacer la auditoría. El coste está en perder acceso a mercados, contratos o financiación porque no tienes datos o no sabes cómo presentarlos.
Con una solución como Dcycle, puedes automatizar el proceso, tener visibilidad en tiempo real y conectar esos datos con cualquier sistema de reporte que ya estés usando. Sin líos, sin procesos infinitos y sin depender de consultorías externas.
Si queremos que la sostenibilidad sea una ventaja competitiva, tenemos que empezar por medir bien lo básico. Y el agua está justo en esa base.
Llevar a cabo una auditoría de huella hídrica no es un proceso complejo si lo hacemos bien desde el inicio. El reto está en organizar los datos y saber qué metodología aplicar para que todo tenga sentido.
En nuestro caso, no actuamos como auditores ni como consultores. Somos una solución que te permite conectar tus datos ESG y convertirlos en algo útil para cualquier uso que necesites: CSRD, EINF, SBTi, Taxonomía, ISOs o lo que venga.
Aquí te explicamos cómo se desarrolla una auditoría paso a paso, sin adornos innecesarios.
Todo empieza por saber cuánta agua estamos usando. Lo que sale del grifo y también lo que no vemos: lo que usan nuestros proveedores, materiales o procesos externos.
Necesitamos datos fiables, actualizados y centralizados. Porque si la información está dispersa o es incompleta, el resultado no sirve para tomar decisiones.
¿Qué partes de la empresa vamos a analizar? No se trata solo de fábricas o oficinas, sino también de ubicaciones, procesos o unidades de negocio relevantes.
Definir bien los límites evita errores de cálculo y asegura que el análisis sea coherente. Si medimos mal, no sirve de nada aunque el informe quede bonito.
Aquí no hay una única respuesta correcta. Podemos trabajar con metodologías como Water Footprint Network o ISOs, según el tipo de empresa, sector y objetivos que tengamos.
Lo importante es usar un estándar reconocido, que permita comparar resultados, cumplir normativas y conectar estos datos con el resto del sistema ESG.
Este paso es clave. No basta con recoger datos, hay que analizarlos, contrastarlos y detectar posibles errores o inconsistencias.
Aquí es donde usamos tecnología para automatizar cálculos y ahorrar tiempo. Validar bien ahora evita sustos después cuando llegue el momento de reportar.
El informe no debería ser un documento muerto. Tiene que servir para tomar decisiones, marcar prioridades y mejorar.
Por eso entregamos resultados claros, con indicadores útiles, alertas de riesgo y propuestas de mejora concreta. Todo conectado a tus objetivos ESG y adaptable a las exigencias normativas actuales.
Una auditoría de huella hídrica no es solo una foto del presente. Es una herramienta para entender dónde estás, hacia dónde deberías ir y qué decisiones te van a ayudar a competir mejor.
Esa es la clave.
No todas las empresas que ofrecen auditorías hídricas son iguales. Y si vamos a invertir tiempo y dinero en hacerlo bien, más vale elegir con criterio.
Aquí te dejamos los factores clave que deberías tener en cuenta.
La huella hídrica no se mide igual en todos los sectores. Por eso es clave trabajar con una empresa que tenga experiencia real, no solo teoría.
Necesitamos alguien que entienda el ciclo del agua, los procesos industriales y los puntos críticos de consumo, no solo alguien que sepa llenar un Excel bonito.
Si vas a medir, que sea útil. La auditoría debe poder conectarse con tu sistema ESG, ya sea para reportes regulatorios, análisis internos o informes a clientes.
No tiene sentido hacer una auditoría aislada que luego no puedas aprovechar. Busca soluciones que trabajen con tus datos y los integren de forma automatizada.
La parte técnica no sirve si no cumple con las reglas del juego. Necesitamos que quien nos acompañe conozca las normativas que aplican a nuestro sector y mercado.
Desde la ISO 14046 hasta la CSRD o la Taxonomía de la UE, hay marcos que exigen datos concretos y comparables. Y no cumplirlos te puede dejar fuera.
Las auditorías ya no se hacen con papel y boli. Necesitamos plataformas que automaticen procesos, reduzcan errores y nos den visibilidad en tiempo real.
Cuanto más digital sea el proceso, más fácil será escalarlo y mantenerlo actualizado. La idea no es hacerlo una vez, sino convertirlo en parte de tu gestión.
Una auditoría puntual no resuelve nada si luego no tienes seguimiento. Necesitamos soporte, actualizaciones y capacidad de adaptar el servicio si cambiamos de tamaño, producto o región.
Una solución que se quede pequeña rápido, no sirve. Lo importante es que te acompañen a largo plazo.
Es la referencia internacional más reconocida. Define cómo medir el uso del agua y su impacto ambiental en el ciclo de vida de productos y procesos.
Si buscamos comparabilidad y cumplimiento normativo, es un punto de partida sólido.
Este enfoque permite entender no solo cuánto agua usamos, sino de qué tipo y con qué impacto.
Ideal si queremos profundizar en el análisis y gestionar riesgos por tipo de uso.
El estándar GRI incorpora el agua como parte de los reportes de sostenibilidad. No es una metodología de cálculo, pero sí nos dice qué información esperan los stakeholders.
Sirve para alinear los resultados de la auditoría con la estrategia de comunicación y transparencia ESG.
Medir por medir no tiene sentido. Lo que buscamos es que esa información se use para reportar, gestionar y tomar decisiones.
Por eso es clave que la auditoría esté pensada para conectarse con EINF, SBTi, CSRD o lo que tu negocio necesite.
Si no puedes usar el dato en distintos frentes, es que no está bien planteado. Esa es la diferencia entre una auditoría puntual y una estrategia ESG real.
Si vamos a construir una estrategia ESG seria, necesitamos empezar con datos. Y la huella hídrica es uno de los pilares que no podemos dejar fuera.
Hacer la auditoría antes de definir la estrategia te da claridad, evita decisiones a ciegas y permite establecer objetivos realistas desde el minuto uno.
Las nuevas normativas no perdonan. CSRD, EINF, taxonomía europea… todas te van a pedir datos de agua si tu actividad lo justifica.
El mejor momento para auditar es antes de que te lo exijan. Así llegas con los deberes hechos, sin prisas ni improvisaciones que comprometan la calidad del reporte.
Cuando crecemos, también aumentan los riesgos y el uso de recursos. Una auditoría de huella hídrica en estos momentos te ayuda a detectar cuellos de botella antes de que impacten en tu operativa.
Además, hay mercados que ya exigen estos datos para dejarte entrar. Tenerlos listos puede marcar la diferencia entre cerrar o no un contrato.
En procesos intensivos, el agua puede representar un coste oculto altísimo. Si no lo estás midiendo, seguro estás perdiendo margen.
La auditoría te permite saber dónde mejorar y cómo ahorrar. Y esos ajustes se notan directamente en tus resultados operativos.
En Dcycle no hacemos auditorías como un servicio más. Somos una solución que conecta todos tus datos ESG y los adapta al uso que necesites: reportes, normativas, decisiones estratégicas.
No somos auditores ni consultores. Trabajamos con tecnología, automatización y enfoque en el dato útil. El que necesitas para cumplir, pero también para mejorar.
Conectamos toda tu información en una única plataforma. Desde el agua hasta las emisiones, desde proveedores hasta consumo interno.
Y la transformamos en informes, KPIs o alertas en tiempo real.
¿Qué nos diferencia? Que lo puedes usar todo al instante, sin procesos eternos, sin depender de consultores externos y sin esperar a que alguien te diga que estás fuera de norma.
Si quieres que tu auditoría de huella hídrica sirva para algo más que cumplir, necesitas que esté integrada con tu estrategia ESG.
Y eso es justo lo que hacemos. Sin complicaciones, sin promesas vacías y sin postureo. Solo datos, claridad y acción.
Hay tres tipos principales de huella hídrica: azul, verde y gris.
La huella azul mide el agua dulce extraída y utilizada en procesos.
La verde, el agua de lluvia aprovechada.
Y la gris, el volumen necesario para diluir contaminantes.
Medirlas por separado te permite entender no solo cuánto usas, sino cómo lo usas.
Depende del sector y del marco normativo en el que operes.
Cada vez más regulaciones lo exigen, sobre todo si estás bajo CSRD, EINF o reportes GRI.
Pero aunque no sea obligatorio aún, es muy probable que lo sea pronto.
Adelantarse ahora te da control, previsión y ventaja frente al resto.
El coste depende del tamaño, la complejidad y el nivel de detalle que necesites.
No es lo mismo medir en una oficina que en una cadena de suministro global.
Lo importante es que veas la auditoría como una inversión, no como un gasto.
Porque los datos que obtienes te permiten reducir costes y evitar problemas futuros.
Industria, alimentación, agricultura, energía, química o textil son los más sensibles.
En estos sectores, el consumo de agua no solo es alto, también es crítico para operar.
Por eso, la huella hídrica se ha convertido en un indicador clave de eficiencia y riesgo.
Te da datos reales para tomar decisiones más inteligentes.
Puedes optimizar procesos, reducir costes, acceder a mercados más exigentes y posicionarte mejor frente a inversores y clientes.
Además, refuerza tu estrategia ESG con una pata que muchos siguen ignorando.
Sí, y de hecho, así debería ser.
Una auditoría de huella hídrica tiene sentido cuando forma parte de una estrategia integrada.
Con soluciones como Dcycle, puedes conectar esos datos directamente con tus reportes ESG, CSRD o cualquier otro estándar que estés siguiendo.
Todo en una única plataforma, sin procesos manuales ni cuellos de botella. Esa es la diferencia entre medir por obligación y medir para ganar.
Carbon footprint calculation analyzes all emissions generated throughout a product’s life cycle, including raw material extraction, production, transportation, usage, and disposal.
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Some strategies require initial investment, but long-term benefits outweigh costs.
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