¿Qué es la huella de carbono en los alimentos?
Quiero saber como se mide la huella de carbono en los alimentos
3 desafíos en la reducción de la huella de carbono en los alimentos
Impacto de las prácticas agrícolas en la huella de carbono
¿Cómo empezar a reducir la huella de carbono en los alimentos?
Preguntas Frecuentes (FAQs)
La huella de carbono en los alimentos es un desafío clave para las empresas en mercados regulados, pero también una gran oportunidad para optimizar procesos y mejorar competitividad.
Pero, ¿realmente sabemos cuánto impactan nuestras elecciones diarias en las emisiones de gases de efecto invernadero?
Desde el cultivo, el transporte hasta el desperdicio, cada alimento deja su marca en el planeta.
La recopilación y gestión de datos ESG es clave para el cumplimiento de normativas como ISO 14067, PAS 2050 y CSRD, asegurando acceso a mercados regulados y mitigando riesgos financieros y operativos.
¿Cómo podemos medir y disminuir la huella de carbono de lo que comemos?
Mide el impacto de tus productos con un software de sostenibilidad especializado en alimentos
Te explicamos qué factores influyen en estas emisiones y qué podemos hacer para reducirlas de forma sencilla y efectiva.
La huella de carbono en los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero emitidos a lo largo de su ciclo de vida.
Esto incluye la producción, transporte, almacenamiento, consumo y desperdicio.
No hay que confundir la huella de carbono de producto con la huella de carbono corporativa.
La primera mide las emisiones de un alimento específico, mientras que la segunda se centra en el impacto total de una empresa.
Algunos alimentos generan más emisiones que otros, lógico, ¿no?
Por ejemplo, la carne de res tiene una alta huella de carbono debido a la ganadería intensiva, mientras que las legumbres y los vegetales tienen un impacto mucho menor sobre el medioambiente.
Cada etapa del ciclo de vida de un producto genera información ESG esencial para la gestión de riesgos, la optimización de costos y el cumplimiento de normativas como CSRD, SBTi e ISO.
La medición precisa de estas métricas garantiza el acceso a mercados regulados y reduce riesgos financieros para las empresas.
El cumplimiento de normativas como ISO 14067, PAS 2050 y CSRD no solo evita sanciones, sino que también es clave para asegurar la viabilidad operativa y el acceso a mercados regulados y fuentes de financiación sostenibles.
La medición de métricas ESG no solo es obligatoria para cumplir normativas, sino que también mejora la eficiencia operativa y facilita el acceso a mercados estratégicos.
Hay varias formas de calcular la huella de carbono de un alimento:
Para hacer bien tu cálculo, tienes que incluir emisiones directas e indirectas. Es decir, que tengas en cuenta los procesos internos de fabricación y también las emisiones que producen el transporte o el producto al usarlo.
Por otra parte, las distancias recorridas y los medios que has utilizado para el transporte y la logística.
Y por último, el tipo de producción, ya que por ejemplo, no es lo mismo el impacto que produce la ganadería industrial en comparación a los cultivos ecológicos
Hoy en día, contamos con soluciones tecnológicas como Dcycle, que facilitan el cálculo de la huella.
De esta forma puedes identificar de forma fácil y sencilla, en cualquiera de las fases de la creación de tu producto, donde debes aplicar y poner foco para reducir las emisiones.
¿Cómo aplicar estas soluciones en la industria alimentaria? La clave está en medir, analizar y actuar.
Te guiamos paso a paso: agenda una demostración.
La integración de métricas ESG en la industria alimentaria permite optimizar costos, cumplir con regulaciones y garantizar la continuidad operativa en mercados regulados.
¿Cómo y por qué ocurre esto? Vamos a verlo:
Las regulaciones en materia de ESG son un requisito obligatorio para acceder a mercados estratégicos, evitar sanciones y garantizar la estabilidad operativa en un entorno cada vez más regulado.
Normas como ISO 14067 y PAS 2050 establecen criterios obligatorios para la medición y reporte de métricas ESG, garantizando el cumplimiento normativo en mercados regulados.
El cumplimiento normativo ESG no solo minimiza riesgos legales, sino que también habilita incentivos financieros, mejora la percepción de inversores y refuerza la estabilidad en mercados globales.
Los mercados regulados exigen proveedores con métricas ESG verificables, lo que convierte su implementación en un requisito imprescindible para operar en la cadena de suministro global.
La gestión eficiente de métricas ESG mejora la trazabilidad operativa, optimiza costos y asegura el cumplimiento de requisitos en mercados estratégicos.
La optimización de procesos productivos y logísticos basada en métricas ESG permite reducir costos operativos, mejorar la eficiencia de la cadena de suministro y garantizar el cumplimiento de estándares de mercado.
Esto no solo beneficia al negocio, sino que también mejora la eficiencia en toda la cadena de suministro.
Las empresas que gestionan sus métricas ESG con precisión garantizan acceso a mercados internacionales, evitando restricciones regulatorias y optimizando su competitividad global.
Grandes distribuidores y cadenas de supermercados priorizan proveedores con bajas emisiones de carbono.
Además, muchas empresas que cotizan en bolsa están empezando a exigir métricas ESG claras a sus proveedores, lo que refuerza la necesidad de contar con datos fiables y actualizados.
Además, las licitaciones públicas y acuerdos comerciales incluyen cada vez más criterios ambientales como requisito de participación.
Ahora que ya hemos visto los beneficios, vamos a cruzar al otro lado.
Reducir la huella de carbono en los alimentos no es una tarea sencilla, tenemos que superar grandes retos para poder conseguirlo.
Pero, ¿Cuáles son los principales obstáculos?
La adaptación a regulaciones ESG requiere inversión en tecnología, investigación y optimización operativa para cumplir con los estándares del mercado.
Como el gasto inicial es alto y en algunos casos, es percibido como “obligatorio”, muchas empresas aún ven esto como un gasto, en lugar de una inversión a largo plazo.
Normalmente las empresas se apoyan utilizando automatización de procesos y los recursos humanos de empresas como Dcycle.
La producción y distribución de alimentos involucra múltiples actores.
Rastrear el impacto ambiental de cada eslabón de la cadena de suministro puede ser un reto, especialmente en mercados muy grandes.
Aquí es clave contar con soluciones de trazabilidad y metodologías como el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) para obtener datos precisos.
Aunque el cumplimiento de regulaciones ESG es cada vez más exigente, muchas empresas aún no han implementado sistemas adecuados, lo que limita su competitividad.
El cumplimiento de normativas ESG como CSRD y SBTi no solo garantiza el acceso a mercados regulados, sino que también reduce riesgos financieros y fortalece la estabilidad operativa en un entorno cada vez más exigente.
Este desconocimiento provoca que se malentiendan conceptos o bien que se crean afirmaciones que no son del todo ciertas.
La educación y la transparencia en la comunicación son clave para provocar un impacto real en tu negocio.
¿Estamos listos para asumir el desafío?
El transporte de alimentos es una fuente clave de emisiones.
Desde el lugar de producción hasta el consumidor final, cada kilómetro cuenta.
El tipo de vehículo, la distancia, y si se requiere refrigeración, son factores que elevan la huella de carbono.
Un camión que recorre largas distancias con carga refrigerada puede generar más emisiones que toda la fase de cultivo.
Además, los almacenes frigoríficos consumen grandes cantidades de energía.
Si esta energía proviene de fuentes no renovables, las emisiones aumentan aún más.
Optimizar rutas, usar transporte eléctrico o de bajas emisiones y mejorar la eficiencia energética en almacenes puede tener un impacto enorme.
El empaquetado es otro factor crítico.
Usar plásticos no reciclables o envoltorios innecesarios incrementa el impacto ambiental.
En cambio, los envases reciclables o compostables, con menos volumen, ayudan a reducir emisiones.
El desperdicio alimentario también pesa.
Se estima que una parte significativa de las emisiones del sistema alimentario proviene de alimentos que nunca se consumen.
Reducir el desperdicio con mejores sistemas de predicción, etiquetado más claro o tecnologías que alarguen la vida útil, es clave.
Cada alimento que se tira es energía, recursos y emisiones perdidas.
Las fábricas y centros de procesamiento deben usar energías limpias.
Paneles solares, contratos de energía verde o biomasa son opciones efectivas.
Adoptar maquinaria eficiente, iluminación LED y sistemas de gestión energética también marca la diferencia.
Esto permite monitorizar el consumo en tiempo real y ajustar el uso energético.
Además, reutilizar residuos orgánicos mediante compostaje o biogás es una solución circular.
Reduce las emisiones y aporta valor añadido al proceso.
La agricultura regenerativa mejora los suelos y captura carbono.
Usar menos fertilizantes químicos, rotar cultivos y aplicar técnicas de agroforestería son prácticas que reducen emisiones.
Para la ganadería, el pastoreo rotativo y el uso de biodigestores para tratar estiércol son estrategias efectivas.
Así se reducen las emisiones de metano y se mejora la sostenibilidad general del sistema.
Aplicar estas técnicas no solo reduce la huella de carbono, también mejora la resiliencia y eficiencia del negocio.
Además, estas prácticas fortalecen el sistema de compliance de la empresa, alineando su gestión ambiental con los marcos regulatorios internacionales.
Las decisiones agrícolas no solo afectan los rendimientos, sino también la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos.
El tipo de cultivo, la rotación y el uso del suelo influyen en la capacidad del terreno para capturar o liberar CO₂.
Por ejemplo, prácticas como la siembra directa o la agroforestería pueden incrementar el secuestro de carbono en el suelo.
Los monocultivos intensivos, por otro lado, agotan los nutrientes, degradan el suelo y requieren más fertilizantes, lo que incrementa la huella de carbono.
En cambio, la rotación de cultivos y la cobertura vegetal constante mejoran la fertilidad del suelo y reducen la necesidad de insumos externos.
Incorporar prácticas agrícolas regenerativas es una manera efectiva de reducir las emisiones y mejorar la resiliencia ante eventos climáticos extremos.
Los fertilizantes químicos generan emisiones indirectas desde su fabricación hasta su aplicación.
Además, liberan óxidos de nitrógeno (N₂O), un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂.
Reemplazarlos por compost, estiércol tratado o biofertilizantes ayuda a disminuir esas emisiones, a la vez que mejora la estructura y retención de agua del suelo.
Este cambio también puede reducir los costos a largo plazo y generar beneficios adicionales, como una mejor calidad del producto final.
Adoptar fertilizantes orgánicos no solo es una decisión ambiental, también es una ventaja competitiva para el mercado.
Gran parte de la huella de carbono en los alimentos proviene de la cadena de suministro, y muchas veces no se tiene visibilidad de estos datos.
Implementar sistemas de trazabilidad permite rastrear cada ingrediente desde su origen, lo que facilita un cálculo más preciso de las emisiones.
Solicitar información ESG a los proveedores ya no es opcional: es clave para cumplir normativas como CSRD e ISO 14067 y mantener la competitividad en mercados regulados.
Esto incluye datos sobre consumo energético, prácticas agrícolas, transporte, embalaje y prácticas de gobernanza sostenibles.
Contar con una red de proveedores comprometidos con la sostenibilidad mejora la resiliencia operativa, reduce riesgos y fortalece la imagen corporativa.
Las empresas líderes no solo exigen, también acompañan.
Apoyar a los proveedores con formación, herramientas tecnológicas y acceso a financiación les permite reducir su huella de carbono y cumplir con estándares ESG.
Este trabajo conjunto impulsa una cadena de suministro más eficiente y alineada con los objetivos de sostenibilidad.
Además, mejora la colaboración y la transparencia, generando relaciones a largo plazo más estables y estratégicas.
Empresas que integran a sus proveedores en la estrategia ESG logran un impacto más amplio y sólido, lo que se traduce en mayor competitividad, acceso a nuevos mercados y fidelización del cliente final.
La medición de la huella de carbono en los alimentos es un requisito clave en mercados regulados y una oportunidad para optimizar procesos, mejorar la eficiencia operativa y fortalecer la posición competitiva de las empresas.
Las empresas que integren métricas ESG de manera temprana optimizarán su acceso a financiamiento, reducirán riesgos regulatorios y consolidarán su posición en el mercado.
Cada vez más inversores y mercados exigen transparencia en métricas ESG, lo que obliga a las empresas a medir y reportar su impacto para mantener su competitividad.
La gestión de métricas ESG permite optimizar recursos, mejorar la competitividad y asegurar el cumplimiento de regulaciones clave para el acceso a mercados.
Las empresas que implementan métricas ESG en su estructura operativa evitan sanciones, aseguran acceso a mercados regulados y reducen riesgos financieros.
¿Cómo pueden las empresas del sector alimentario reducir su huella de carbono? Aquí tienes estrategias clave:
Sin datos, no hay mejora posible.
El primer paso es calcular la huella de carbono con soluciones como Dcycle, que facilitan el análisis de emisiones e identifican puntos críticos.
Reduce la distancia de transporte, trabaja con proveedores locales y optimizar rutas logísticas disminuyendo tanto las emisiones como los costes operativos.
También existen estrategias como la optimización de la cadena de suministro y la reducción de desperdicios, lo que mejora la eficiencia operativa y reduce costos.
Las soluciones basadas en inteligencia artificial y análisis de datos permiten integrar métricas ESG en la toma de decisiones empresariales, asegurando cumplimiento normativo y optimización de costos.
La optimización de procesos productivos y el uso eficiente de los recursos son pasos clave para cumplir con los estándares ESG y mejorar la rentabilidad.
La capacidad de acceder a inversión y financiamiento depende cada vez más del cumplimiento de métricas ESG verificables, convirtiéndose en un requisito esencial para garantizar estabilidad financiera y competitividad.
La verificación de métricas ESG asegura la trazabilidad en la cadena de suministro, optimiza la gestión de riesgos y facilita el acceso a inversores y clientes estratégicos.
Etiquetados ambientales y certificaciones como Carbon Trust o ISO 14067 pueden marcar la diferencia en la percepción del producto.
La integración de métricas ESG debe ser progresiva y basada en objetivos estratégicos medibles para garantizar su efectividad operativa y financiera.
Quizás después de haber leído este artículo surjan dudas como, ¿cuáles son los primeros pasos?
No te preocupes, aquí tienes una sencilla guía en 5 pasos:
Cada empresa debe identificar las áreas críticas en sus métricas ESG para evitar incumplimientos normativos y optimizar su eficiencia operativa.
Soluciones como el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), PAS 2050 o ISO 14067 permiten medir la huella de carbono con precisión.
Soluciones como Dcycle simplifican la recopilación y análisis de datos, facilitando la toma de decisiones estratégicas.
Fijar metas realistas y medibles para reducir las emisiones de forma progresiva.
La gestión de métricas ESG requiere monitoreo continuo para cumplir con normativas en evolución y mantener la competitividad en el mercado.
Nuestro equipo está listo para ayudarte, agenda una demostración.
Para calcular la huella de carbono de un alimento, hay que analizar su ciclo de vida completo: producción, transporte, almacenamiento, consumo y desperdicio.
Existen metodologías como el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), PAS 2050 o ISO 14067, que permiten hacer este cálculo de forma precisa.
Soluciones digitales como Dcycle facilitan la recopilación de datos y la identificación de oportunidades de mejora.
Los alimentos de origen animal suelen tener la huella de carbono más alta.
La carne de res es una de las más contaminantes, debido a la emisión de metano del ganado y el uso intensivo de agua y tierras.
Otros productos como el queso, el cordero y los alimentos ultraprocesados también generan un alto impacto.
En cambio, legumbres, frutas y verduras tienen una huella menor, especialmente si son de temporada y producción local.
Existen varias certificaciones que avalan los esfuerzos de reducción de huella de carbono en los alimentos. Algunas de las más reconocidas son:
Estas certificaciones no solo ayudan a cumplir con normativas, sino que también aportan valor de marca y credibilidad ante los consumidores.
La gestión eficiente de métricas ESG no solo reduce riesgos regulatorios, sino que también mejora la rentabilidad operativa y facilita el acceso a financiamiento estratégico.
Optimizar el uso de energía, reducir desperdicios y mejorar la cadena de suministro no solo disminuye el impacto ambiental, sino que también reduce costes operativos.
Con soluciones como Dcycle, las empresas pueden medir, gestionar y reducir su huella de carbono sin necesidad de grandes inversiones iniciales.
Los consumidores tienen un papel clave. Sus decisiones de compra influyen en la demanda de productos con menor impacto ambiental.
Seleccionar proveedores con métricas ESG verificables es clave para cumplir con normativas y operar sin restricciones en mercados regulados.
Evitar el desperdicio de alimentos y seguir hábitos de consumo responsables también ayuda a reducir la huella de carbono en el sector alimentario.
La transparencia de las empresas es clave para que los consumidores puedan tomar decisiones más sostenibles.
Carbon footprint calculation analyzes all emissions generated throughout a product’s life cycle, including raw material extraction, production, transportation, usage, and disposal.
The most recognized methodologies are:
Digital tools like Dcycle simplify the process, providing accurate and actionable insights.
Some strategies require initial investment, but long-term benefits outweigh costs.
Investing in carbon reduction is not just an environmental action, it’s a smart business strategy.