¿Qué significa que el periodo de las IFRS esté a punto de terminar?
Cómo las IFRS han influido en la forma de estructurar los reportes ESG
Los 3 principales desafíos para las empresas
Cómo puede ayudarte la tecnología en este nuevo escenario
3 Recomendaciones clave para tu empresa
Dcycle como la solución ESG integral
Preguntas Frecuentes (FAQs)
Con la fecha del 17 de septiembre cada vez más cerca, el periodo de las IFRS está a punto de terminar y eso cambia completamente el mapa para las empresas en Reino Unido. Se acaba la fase de consulta y empieza lo que realmente importa: adaptarse a lo que viene.
Hablamos de un cambio serio, no de un ajuste menor. Reportar sostenibilidad ya no es un “nice to have”. Va a ser parte del negocio.
Lo ambiental, lo social y lo de gobernanza entran en los informes de verdad, con datos, con exigencias claras y con consecuencias si no se hace bien.
Cada vez más empresas están usando la información ESG como una palanca estratégica. Para mejorar eficiencia. Para ganar contratos. Para no perder clientes.
Si no medimos, podemos perder acceso a mercados y contratos que exigen datos verificables; por eso la gestión ESG se convierte en una palanca competitiva.
A partir de aquí, te contamos qué traen las IFRS S1 y S2, por qué van a cambiar la forma de reportar sostenibilidad, y qué pasos puedes dar desde ya para no quedarte atrás.
Las IFRS S1 y S2 nacen con un objetivo claro: integrar la sostenibilidad en la misma categoría que la información financiera.
No se trata de añadir una sección bonita al final del informe. Se trata de explicar cómo los criterios ESG afectan al negocio, con la misma seriedad con la que hablamos de ingresos o deuda.
Durante el periodo de consulta, las organizaciones han podido opinar, prepararse y explorar cómo aplicar estas normas. Pero ahora eso se acaba.
El cierre del periodo de consulta marca el inicio del proceso final: el Gobierno revisará las respuestas y podrá publicar versiones finales de las UK SRS; inicialmente su uso podría ser voluntario y luego se decidirá el alcance y la obligatoriedad."
Este cambio no es menor. Significa pasar de la narrativa a los datos. Del "lo estamos mirando" al "esto es lo que hemos hecho, lo que hemos medido y cómo afecta a nuestras decisiones". Es un cambio de mentalidad que va a separar a las empresas que lideran de las que solo reaccionan.
Se acaba el margen para improvisar. Si hasta ahora algunas empresas estaban esperando a ver qué pasaba, a partir de ahora toca actuar. No reportar ya no será una opción. Y reportar mal, tampoco.
Lo que viene requiere tener datos sólidos, organizados y reutilizables. No basta con hacer un informe puntual para salir del paso.
Hay que tener una estructura de gestión ESG constante, que te sirva para responder a cualquier exigencia: cliente, regulador, auditor o proveedor.
Las organizaciones que ya estén midiendo su impacto ESG tienen ventaja. Las que no lo estén haciendo van a tener que ponerse al día rápido. Y eso significa tiempo, recursos y reorganización interna. El tiempo para decidir si esto iba contigo ya pasó.
Las IFRS no solo afectan al informe anual. Afectan a cómo recopilamos datos, cómo los analizamos y cómo los conectamos con el negocio.
La gestión ESG pasa a ser una función transversal. Ya no vive en un Excel del equipo de sostenibilidad. Vive en el día a día de la empresa.
Lo que piden las IFRS es claridad, trazabilidad y enfoque estratégico. No sirve con reportar emisiones si no sabes cómo afectan a tus operaciones.
No sirve con tener objetivos si no explicas qué recursos vas a usar para alcanzarlos.
Y aquí es donde la gestión ESG cobra sentido. No como un proyecto aislado, sino como una forma de entender el negocio de forma más completa.
Porque si no entiendes tu impacto, no puedes gestionarlo. Y si no lo gestionas, lo vas a pagar en costes, en reputación o en falta de competitividad.
Aunque ambos estándares forman parte del mismo marco, cada uno tiene un enfoque distinto:
IFRS S1 se centra en las divulgaciones generales de sostenibilidad. Obliga a las empresas a informar sobre los principales riesgos y oportunidades ESG que pueden afectar a su desempeño financiero.
Incluye cómo se gestionan esos riesgos, qué estrategias existen y cómo se integra la sostenibilidad en la toma de decisiones del día a día.
IFRS S2, en cambio, está dedicado en exclusiva a las divulgaciones relacionadas con el clima.
Está alineado con el Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD) y exige información detallada sobre las emisiones (alcances 1, 2 y 3), el uso de energía y los planes de transición hacia una economía baja en carbono.
Esto convierte al clima en un eje central del reporting, al mismo nivel que los indicadores financieros.
La combinación de ambos estándares asegura que la sostenibilidad no se trate como un anexo, sino como un elemento clave de la estrategia corporativa y la comunicación financiera.
Además, un aspecto clave dentro de las IFRS S2 es la medición precisa de la huella de carbono. Entender este indicador no solo es fundamental para cumplir con la regulación, sino también para identificar oportunidades de reducción de costes y avanzar hacia planes de transición más sólidos.
Antes cada empresa reportaba como quería. Ahora hay reglas. Las IFRS han dado forma a lo que debe incluir un informe ESG para ser útil y comparable.
Eso implica cambiar la lógica de muchos reportes que solo servían para marketing o para cumplir con mínimos.
Lo importante ahora no es contar historias. Es presentar información útil. Con indicadores claros. Con metodologías reconocidas.
Y con una conexión directa con la estrategia empresarial.
Esta influencia se nota ya en otras regulaciones. Las IFRS han marcado el tono: información ESG que sea útil para la toma de decisiones financieras. Si no cumple ese criterio, sobra.
Las IFRS no están solas. Van alineadas con otras normas que ya están vigentes o en camino. La csrd en Europa, por ejemplo, sigue una lógica muy parecida: datos ESG integrados en los informes financieros.
Lo mismo ocurre con la Taxonomía Europea, que exige explicar en qué medida tus actividades económicas son sostenibles.
Y con estándares como ISO 14067 o el GHG Protocol, que establecen cómo calcular las emisiones con precisión.
Todo apunta al mismo lugar: unificar criterios. Y eso implica que las empresas ya no pueden hacer un informe distinto para cada stakeholder.
Necesitan tener toda su información ESG en orden y lista para adaptarse a cada exigencia.
La única forma de hacerlo bien es tener un sistema que centralice los datos ESG y los traduzca automáticamente en los distintos formatos que pida cada norma, cada cliente o cada auditor. Lo demás es perder tiempo y margen de maniobra.
Lo que antes era voluntario, ahora empieza a ser obligatorio.
El cierre del periodo IFRS marca el inicio de una etapa donde los reportes ESG ya no son un anexo, sino parte del núcleo de la información que espera el mercado.
Las exigencias de transparencia no paran de crecer. Se piden datos claros, trazables y con lógica de negocio. Si no medimos bien, no podemos reportar bien. Y si no reportamos bien, vamos a tener un problema.
Esto no va de hacer más informes. Va de tener el control real de la información. Datos ESG que puedas usar cuando y como lo necesites.
No cumplir ya no es solo un fallo interno. Tiene consecuencias reales. Las nuevas normativas no dejan mucho margen de maniobra. Las sanciones y bloqueos comerciales ya son parte del escenario.
Cada vez más sectores están obligados a reportar bajo normativas como IFRS, CSRD o Taxonomía. Y los requisitos no son negociables. O cumples, o quedas fuera de juego.
No se trata de anticiparte “por si acaso”. Se trata de cumplir para seguir siendo competitivo. No prepararse es asumir riesgos innecesarios.
El mercado ya no se conforma con declaraciones. Quiere datos. Inversores, clientes y cadenas de suministro exigen información ESG que sea verificable, comparable y con base sólida.
Los informes genéricos ya no sirven. Necesitamos mostrar cómo medimos y por qué lo que decimos tiene sentido. Porque si no lo podemos probar, no vale.
Y para hacerlo, necesitamos tener todos los datos en orden. Nada de buscar en carpetas. Nada de depender de excels o de correos sueltos.
Esto va de tener un sistema robusto que centralice y estructure la información ESG desde el origen.
Las empresas que se adelantan, marcan el ritmo. Mientras unas apenas están entendiendo qué son las IFRS, otras ya están generando valor con su gestión ESG.
Cumplir no es suficiente. El reto está en usar esta información como palanca de negocio. Para entrar en mercados, para ganar licitaciones, para reducir costes y mejorar operaciones.
Quien se prepara antes, opera mejor, responde más rápido y gana más confianza. Y esa ventaja no se improvisa. Se construye desde ahora.
La sostenibilidad ya no es una etiqueta. Es una forma de operar. Las empresas que lo entienden la están usando para tomar decisiones más inteligentes y más alineadas con lo que pide el entorno.
Medir impacto no es una tarea administrativa. Es una herramienta estratégica. Nos permite ver qué funciona, qué no, y cómo mejorar en serio.
Y eso solo se logra si convertimos los datos ESG en parte del sistema de gestión. No como algo externo, sino como un eje que cruza todas las áreas del negocio. Sin eso, hablar de sostenibilidad es solo ruido.
Uno de los grandes retos está en la base: los datos. La mayoría de empresas no tiene centralizada su información ESG. Cada área recoge lo suyo, en distintos formatos, con diferentes criterios.
Eso hace que todo sea lento, confuso y poco fiable. Y si los datos no están bien desde el principio, el reporte no sirve. Las IFRS exigen trazabilidad, no estimaciones vagas.
Necesitamos una forma clara de recoger, organizar y conectar toda esa información ESG. Sin eso, no hay forma de cumplir bien con ninguna normativa.
No se trata solo de tener los datos, sino de tener procesos claros para gestionarlos. Muchas empresas dependen todavía de iniciativas individuales, sin roles definidos ni una estructura transversal.
El problema aparece cuando toca reportar. Si cada equipo trabaja por su cuenta, alinear toda esa información se vuelve un lío. Tiempo perdido, errores y decisiones mal informadas.
Establecer procesos comunes es clave para ser ágiles. Lo ESG tiene que estar dentro del sistema, no como un añadido.
Sí, adaptarse tiene un coste. Medir bien, reportar con estándares internacionales, actualizar herramientas… todo eso implica esfuerzo y dinero.
Pero lo caro no es adaptarse, lo caro es hacerlo mal o llegar tarde. Si no nos preparamos ahora, vamos a terminar gastando más para corregir errores o asumir sanciones.
Pensarlo como una inversión cambia el enfoque. Las empresas que estructuren su gestión ESG desde ya, van a ahorrar tiempo, recursos y sustos en el medio plazo.
Quienes están detrás de las IFRS lo tienen claro: el objetivo no es solo más información, es mejor información. Datos conectados con el negocio, útiles para tomar decisiones y comparables entre empresas.
El mensaje es directo: reportar ESG es parte del modelo de negocio. No es algo que puedas subcontratar una vez al año. Tiene que estar integrado en cómo operas, en cómo defines tus riesgos, tus inversiones y tus planes de crecimiento.
El consejo más repetido es simple: empieza cuanto antes. El tiempo de espera ya se acabó. Las empresas que hoy todavía están en fase de “entender de qué va esto” ya van tarde.
La clave está en tener una solución que lo recoja todo. No herramientas aisladas, no informes sueltos. Necesitamos un sistema que te dé control de toda tu información ESG y te la prepare para lo que toque: CSRD, SBTi, Taxonomía, ISOs, o cualquier otra exigencia.
No hay atajos. Hay estructura, datos y una estrategia clara. Eso es lo que va a marcar la diferencia entre cumplir o quedarse fuera.
Ya no tiene sentido hacer reportes manuales, ni trabajar con datos repartidos en mil hojas. Las exigencias actuales requieren agilidad, precisión y trazabilidad, y eso solo se consigue con tecnología.
Automatizar los reportes no es solo una cuestión de ahorro de tiempo. Es la única forma de tener control real sobre tu información ESG.
Porque cuando los datos están centralizados, los puedes usar cuando quieras y como lo necesites.
La tecnología permite conectar directamente los datos ESG con los marcos normativos. No hace falta rehacer informes cada vez que cambia la regulación. Si tienes el sistema adecuado, te adaptas sin fricción.
Las empresas no necesitan una solución para cada norma. Necesitan una sola solución para todo. Una que sirva para einf, CSRD, SBTi, Taxonomía, ISOs o lo que venga después.
Una que sirva para EINF, CSRD, SBTi, Taxonomía, ISOs o lo que venga después.
Lo que marca la diferencia es cómo se estructura la información. Si los datos ESG están organizados desde el origen, puedes exportarlos y adaptarlos a cualquier estándar sin rehacer todo.
En Dcycle, eso es exactamente lo que hacemos. No somos auditores ni consultores. Somos una solución ESG para empresas.
Reunimos todos tus datos, los mantenemos actualizados y los transformamos en el formato que pidas, sin complicaciones.
Y esto no es solo para cumplir. Es para que puedas usar esa información como parte de tu negocio. Para mejorar decisiones, para evitar riesgos y para ganar ventaja.
El primer paso es tener los datos. Pero no de cualquier forma. Tienen que ser fiables, completos y estar organizados desde el principio. Porque si fallan ahí, falla todo lo que venga después.
Un buen sistema evita errores, reduce tareas manuales y te da visibilidad real. No sirve con tener la información si no puedes acceder a ella rápido, compartirla o adaptarla a distintas exigencias.
Hacerlo a mano ya no es viable. Las herramientas digitales no son opcionales, son parte de cómo debe funcionar una empresa que quiere mantenerse competitiva.
No se trata solo de cumplir con la norma. Se trata de poder responder cuando un cliente te pide datos, cuando una auditoría llega, o cuando una regulación nueva entra en vigor.
Si ya tienes una herramienta que te resuelve todo eso, estás preparado. Si no, cada nueva exigencia se convierte en un problema.
La sostenibilidad no es un proyecto de compliance. Es una palanca para mejorar operaciones, entrar en nuevos mercados, acceder a financiación o ganar contratos.
Las empresas que solo la ven como una carga, se están perdiendo la oportunidad. Las que entienden su valor estratégico, están construyendo ventajas que otros no van a poder copiar rápido.
Y eso empieza midiendo bien, gestionando con datos y reportando con sentido. La tecnología, bien utilizada, es lo que permite que todo eso pase sin que se vuelva un lío.
Dcycle no es una consultora ni una empresa de auditoría. Somos una solución ESG diseñada para empresas que quieren dejar de perder tiempo gestionando datos sueltos y empezar a tomar decisiones con base real.
Recopilamos toda tu información ESG en un solo sistema. No importa si viene de diferentes equipos, proveedores o fuentes externas. Lo que antes era un caos de excels, correos y carpetas, ahora se convierte en una estructura organizada.
Y no solo la recopilamos, la conectamos.
Te ayudamos a tener visibilidad sobre todo lo que pasa en tu empresa, desde emisiones hasta cuestiones sociales o de gobernanza. Todo en tiempo real, sin necesidad de hacer malabares.
Una de las claves de Dcycle es la flexibilidad. No estamos diseñados para una norma en concreto. Estamos preparados para todos los casos de uso ESG que tu empresa necesite abordar.
EINF, SBTi, CSRD, Taxonomía Europea, ISOs… da igual lo que venga. Si tienes tus datos bien estructurados desde el inicio, puedes generar cualquier reporte sin rehacer todo cada vez.
El valor está en la capacidad de adaptarnos al contexto. Hoy puede ser un requerimiento europeo, mañana una auditoría interna o una solicitud de un cliente.
Con Dcycle puedes centralizar y estructurar tus datos ESG para adaptar los informes a marcos como CSRD, SBTi o UK SRS, lo que reduce el esfuerzo de adaptación cuando cambien los requisitos.
Centralizar tu información ESG no es solo una cuestión técnica. Es una decisión estratégica.
Cuando todos los datos están en un solo lugar, ganas control, agilidad y capacidad de reacción.
Ya no dependes de procesos manuales ni de personas concretas para entender lo que pasa. Puedes ver, comparar, medir y actuar desde una única plataforma. Eso te permite responder más rápido a lo que pida el mercado o la normativa.
Y, sobre todo, te da una ventaja real frente a quienes siguen improvisando.
En un contexto donde la sostenibilidad está directamente ligada a la competitividad, tener una solución como Dcycle te pone un paso por delante.
Significa que se acaba la fase de consulta pública y empieza la etapa de aplicación real. Las IFRS S1 y S2 ya no son un borrador opcional. A partir del 17 de septiembre, se convierten en referencia para los estándares del Reino Unido.
Las empresas tendrán que reportar de forma estructurada sus riesgos y oportunidades ESG. Y no solo con buenas intenciones, sino con datos concretos y comparables.
Va a exigir más claridad, más detalle y más coherencia con la parte financiera. Ya no bastará con publicar una memoria genérica o con indicadores sueltos.
Se pedirá información alineada con los marcos que ya están en marcha, y con un enfoque que conecte directamente con la estrategia de negocio.
Quien no tenga sus datos ESG bien gestionados desde ya, va a tener problemas para cumplir.
Dependerá del sector, tamaño y ubicación de tu empresa, pero la tendencia es clara: se va a exigir a más empresas, en menos tiempo.
La CSRD, la Taxonomía, los objetivos SBTi, los estándares ISO… todos avanzan hacia un modelo donde ESG forma parte del core empresarial.
Esperar a que sea obligatorio es una mala estrategia. Porque cuando lo sea, ya vas tarde.
El principal beneficio es el control. Tener tu información ESG organizada, verificada y disponible te permite cumplir sin improvisar y responder rápido a cualquier exigencia.
Además, te coloca mejor en el mercado. Clientes, proveedores, inversores y socios ya están pidiendo esta información como parte del proceso comercial.
Si la tienes lista, ganas tiempo, credibilidad y oportunidades que otros pierden.
Dcycle es una solución ESG diseñada para que puedas centralizar todos tus datos en un solo lugar. Sin líos, sin procesos manuales, sin depender de terceros para cada informe.
Recopilamos y estructuramos tu información ESG, y la adaptamos automáticamente al caso de uso que necesites: CSRD, EINF, Taxonomía, SBTi, ISOs o cualquier otro marco.
No somos consultores ni auditores. Somos una solución para empresas que quieren dejar de perder el tiempo con datos mal gestionados y empezar a usar la sostenibilidad como una ventaja de negocio.
Porque eso es lo que es. Y cada vez más, lo será.
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